La educación ha sido considerada desde la antigüedad, como una herramienta para preservar la estructura social imperante, es decir para perpetuar los valores, dogmas y tradiciones; en una palabra la cultura misma, que era impuesta generalmente por comunidades religiosas quienes decidían que era lo moral (bueno/malo), que conocimientos eran válidos y generalmente no eran cuestionados, pero también se trasmitían conocimientos tales como matemáticas, astronomía ejemplo de ello eran las escuelas egipcias, griegas y persas. Así mismo estos conocimientos eran reservados para las clases gobernantes y la casta sacerdotal.
Fragmento de «Educación holista más allá de la calidad educativa»
Ante
este panorama la educación holísta no es
una opción pedagógica de moda o con la novedad con la que se disfrazan viejos
esquemas, es la integración de la sabiduría de los grandes maestros que a lo
largo de los siglos, ha develado esta verdad perenne: somos seres espirituales viviendo una experiencia humana.
Estamos
ante el surgimiento de un paradigma que se centra en los valores, el amor, la
compasión, el honrar a la vida en todas sus manifestaciones, en buscar el
equilibrio del hombre tanto interno como externo.
Lograr
esto solo será posible desde la inteligencia espiritual, que es la capacidad de
ser feliz, de sentirse conectado a todos los seres, de orden interno, de
discernimiento, de conducta ética, de vivir en armonía con su entorno.
La
inteligencia espiritual se sustenta en la filosofía perenne, que contiene la
sabiduría, las practicas espirituales y los caminos que han sido recorridos por
los iluminados.