Tratado filosófico fundamental sobre pedagocía y educación
El texto aborda temas políticos y filosóficos concernientes a la relación del individuo con la sociedad; en particular, señala cómo el individuo puede conservar su bondad natural (el autor sostenía que el hombre es bueno por naturaleza), mientras interviene en una sociedad inevitablemente corrupta. En la obra Rousseau propone la descripción de un sistema educativo que permita al “hombre natural” convivir con esa sociedad corrupta. Acompaña el tratado una historia novelada del joven Emilio y su tutor, ilustrando cómo se debe educar al ciudadano ideal. Por otro lado, Emilio no es una guía detallada, aunque sí incluye algunos consejos sobre cómo educar a los niños. Hoy se le considera el primer tratado sobre filosofía de la educación del mundo occidental.
La obra de Rousseau -por otra parte- fue revolucionaria, con la intención expresa que sus propuestas son aplicables a todos a fin de formar “buenos ciudadanos”, lo que lo convierte en el primer tratado que expresa abiertamente las concepciones liberales de la época en materia de educación.
Este libro fue condenado y se quemó públicamente en París y, más tarde, en Ginebra, por motivo del fragmento “Profesión de la fe del vicario saboyano” que es un ataque contra el dogma cristiano. Rousseau es excomulgado y se ve obligado a huir de Francia, donde no volverá más que de manera anónima. A pesar de su condena el texto se convierte en otro éxito editorial.
Se considera muy importante contar con los mejores métodos de enseñar
a leer; se agrupan láminas y mapas y el cuarto de un niño parece un
taller de imprenta. Locke quiere que aprenda a leer con dados. ¿No es
una invención exquisita? ¡Qué lástima! Hay un camino más firme que todos
ésos y que siempre olvidan: el deseo de aprender. Debéis infundir al
niño este deseo, dejad los cartones y los dados, pues cualquier método
será bueno para él.
El interés actual es lo único que conduce con seguridad y nos lleva
muy lejos. Algunas veces recibe Emilio de su padre, su madre, sus
parientes, sus amigos, invitaciones para una comida, un paseo, una
partida de pesca, una feria; las esquelas son breves, claras y bien
escritas. Es indispensable uno que se las lea, y éste no se tiene
siempre a mano, o paga con la misma moneda la falta de condescendencia
que el pequeño tuvo con él el día antes; de este modo se deja pasar la
oportunidad. Por último le leen la esquela, pero ya ha pasado el tiempo.
¡Ah, si hubiera sabido leer! Se reciben otras igualmente breves, siendo
su contenido muy interesante. Ponemos todo el interés en descifrarlas;
unas veces hallamos quien nos ayuda, y otras se niegan a ayudar. Con
grandes esfuerzos hemos descifrado la mitad de la esquela; se trata de
ir mañana a comer requesones…, pero no sabemos adónde ni con quién.
¡Cuántos esfuerzos hacemos por leer lo demás! No creo que Emilio
necesite muestras.
734 págs. / 21 horas, 25 minutos.
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Publicado el 18 de octubre de 2017 por Edu Robsy.
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