No hay más información sobre el texto «Fedro».
No hay más información sobre el texto «Fedro».
Fedro.— Y bien, ¿tienes todavía algún mal pretexto que alegar?
Sócrates.— ¡Oh Dios!, no; después de tal juramento, ¿cómo podría imponerme una privación semejante?
Fedro.— Habla, pues.
Sócrates.— ¿Sabes lo que voy a hacer antes?
Fedro.— Veámoslo.
Sócrates.— Voy a cubrirme la cabeza para concluir lo más pronto posible, porque el mirar a tu semblante me llena de turbación y de confusión.
Fedro.— Lo que importa es que hables, y en lo demás haz lo que te acomode.
Sócrates.— Venid, musas ligias, nombre que debéis a la dulzura de vuestros cantos, o a la pasión de los ligienses por vuestras divinas melodías; yo os invoco, sostened mi debilidad en este discurso, que me arranca mi buen amigo, sin duda para añadir un nuevo título, después de otros muchos, a la gloria de su querido Lisias. había un joven, o más bien, un mozalbete en la flor de su juvenil belleza, que contaba con gran número de adoradores. Uno de ellos, más astuto, pero no menos enamorado que los demás, había conseguido persuadirle que no le tenía amor. Y un día que solicitaba sus favores, intentó probarle que era preciso acceder a su indiferencia, primero que a la pasión de los demás. He aquí su discurso:
74 págs. / 2 horas, 9 minutos.
2.417 visitas.
Publicado el 13 de marzo de 2017 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «Fedro» es necesario identificarse en textos.info.
29 libros publicados.