Femeninas es la primera obra de Valle-Inclán. Estos primeros frutos de su producción literaria evolucionarían y transitarían por libros diferentes sin volver a ver la luz bajo los mismos títulos en vida del autor. De estética claramente modernista, estas historias de amor sentimentales y sensuales evocan episodios amatorios de la historia de la literatura en los que se ensalza el erotismo de lo «femenino» en su sentido más amplio.
—Yo te dejaría esas cartas… Sí, te las dejaría… Pero reflexiona de
cuántos disgustos pueden ser origen si se pierden. ¿Dime, dime tú mismo
si no es una locura?
Aquiles insistía con palabras muy tiernas y un poco poéticas:
—Esas cartas, Julia, son un perfume de tu alma. ¡El único consuelo
que tendré cuando te hayas ido! Me estremezco al pensar en la soledad
que me espera. ¡Soledad del alma, que es la más horrible! Hace mucho
tiempo que mis ideas son negras como si me hubiesen pasado por el
cerebro grandes brochazos de tinta. Todo a mi lado se derrumba, todo me
falta…
Susurraba estas quejas al oído de la Condesa, inclinado sobre el
sillón, besándole los cabellos con apasionamiento infinito. Sentía en
toda su carne un estremecimiento al posar sus labios y deslizarlos sobre
las hebras rubias y sedeñas.
—¡Déjamelas! ¡Son tan pocas las que quedan! Haré con ellas un libro, y leeré una carta todos los días como si fuesen oraciones.
94 págs. / 2 horas, 46 minutos.
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Publicado el 1 de mayo de 2017 por Edu Robsy.
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