Libro gratis: Jettatura
de Théophile Gautier

Paul se metió en la cama, corrió las cortinas de gasa del mosquitero y no tardó en dormirse. Como suele sucederles a los viajeros después de una travesía, su lecho, aunque inmóvil, le parecía que se tambaleaba y rodaba, como si el hotel de Roma hubiera sido el Leopoldo. Esa impresión le hizo soñar que estaba todavía en el mar y que veía, en el muelle, a Alicia palidísima, al lado de su colorado tío, y que le hacía una seña con la mano de que no se acercara; el rostro de la joven expresaba un profundo dolor, y al rechazarle parecía obedecer contra su voluntad a una imperiosa fatalidad.

Aquel sueño, que tomaba de imágenes muy recientes su excesiva realidad, apesadumbró al durmiente hasta el punto de despertarle, y se alegró de encontrarse en su habitación, donde temblequeaba, con un reflejo de ópalo, una lamparita que iluminaba una torrecita de porcelana asediada por los mosquitos zumbadores. Para no caer de nuevo en las garras de aquella penosa pesadilla, Paul luchó contra el sueño y se puso a pensar en los comienzos de su relación con miss Alicia, recordando una por una todas las escenas pueriles y encantadoras del primer amor.