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Edición física «Los Últimos Días de Immanuel Kant»
Después de haber dado su paseo se sentaba frente al escritorio de la biblioteca y leía hasta el anochecer. Bajo esa luz incierta, tan propensa al pensamiento, se dedicaba a la tranquila meditación de lo que había leído, siempre que el libro fuese digno de ello; en caso contrario, preparaba sus clases para el día siguiente o escribía algo de un libro en el que estaba trabajando. Durante esa pausa, permanecía sentado, en invierno como en verano, junto a la estufa, y contemplaba, a través de la ventana, la vieja torre de Löbenicht; aunque no se puede decir con certeza que la viese, más bien la torre producía ante sus ojos el mismo efecto que la música al oído, se introducía oscura y velada en la conciencia. No hay palabras para expresar la satisfacción que sentía ante la vieja torre, mientras la contemplaba en el crepúsculo entre sus tranquilas ensoñaciones. Y, por cierto, más adelante se comprobó el significado de la torre para el bienestar de Kant; con los años crecieron tanto unos álamos en el jardín vecino que acabaron por impedir la vista de la torre, lo que provocó en Kant un gran disgusto, hasta tal punto que se sintió impedido de proseguir sus meditaciones crepusculares. Por suerte, el dueño del jardín vecino era un hombre considerado y solícito, que además sentía un gran respeto por Kant; cuando le comunicaron el caso, encargó que recortaran los álamos. Así fue que se volvió a ver la vieja torre de Löbenicht, Kant recuperó su bienestar anímico y pudo proseguir con toda tranquilidad sus meditaciones crepusculares.
52 págs. / 1 hora, 32 minutos.
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Publicado el 20 de octubre de 2017 por Edu Robsy.
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