No hay más información sobre el texto «Los Veraneantes».
No hay más información sobre el texto «Los Veraneantes».
Leer en línea «Los Veraneantes»
Descargar PDF «Los Veraneantes»
Descargar ePub «Los Veraneantes»
Descargar Kindle «Los Veraneantes»
Edición dislexia «Los Veraneantes»
Enviar a Kindle «Los Veraneantes»
Enviar a Pocketbook «Los Veraneantes»
Regalar ebook «Los Veraneantes»
Edición física «Los Veraneantes»
Denunciar libro «Los Veraneantes»
—Sí...; pero ¡qué manos tan calientes tienes, Varia! Estás nerviosa. ¿Qué hay para cenar?
—Okrochka [1] y pollo...; habrá bastante. De la ciudad he hecho traerte sardinas en conserva.
La Luna hace una mueca y se esconde detrás de las nubes; la felicidad humana le recuerda su aislamiento y su lecho solitario detrás de los montes y valles...
—¡El tren llega! ¡Qué hermoso!—exclama Varia.
A lo lejos aparecen tres ojos centelleantes. El jefe de estación sale al andén. Por todos lados aparecen luces de señales.
—Miraremos cómo se marcha el tren y nos iremos a casa—dice Sacha bostezando—. ¡Qué dichosos somos, Varia! Es verdad; parece un sueño.
El monstruo negro acércase al andén y se detiene... Por las ventanas alumbradas vense hombros, sombreros, caras dormidas...
—¡Hola, hola! —dicen desde un vagón—. Varia con su marido han salido a recibirnos. ¡Están aquí! ¡Varia! ¡Varia! ¡Hola!
Dos niñas saltan del coche y cuélganse de Varia. Detrás de ellas aparecen una señora regordeta y un caballero largo y flaco; luego dos colegiales cargados de maletas; después la institutriz, y, por último, detrás de la institutriz, la abuela.
1 pág. / 3 minutos.
404 visitas.
Publicado el 7 de junio de 2016 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «Los Veraneantes» es necesario identificarse en textos.info.
123 libros publicados.