La educación holista tiene como propósito un despertar espiritual, partiendo de los principios de la filosofía perenne y su mayor fortaleza para tal proyecto es el educador holista, cuya conciencia tiene un papel central en este proceso educativo, ya que necesita desarrollar o seguir un camino espiritual que le permita trascender su visión parcial del mundo y guiar a otros seres humanos, para que puedan por sus propios medios recorrer el camino que los lleve a la liberación del sufrimiento, ya que la educación holista su objetivo principal es que el alumno aprenda a ser feliz.
La educación holista es dar un salto cuántico, transformador, que requiere de dejar de ver con los ojos de la ciencia o la razón y aprender a utilizar otros medios o fuentes de conocimiento, de considerar al hombre como algo limitado y finito, para verlo en todo su esplendor y con todo su potencialidad.
Fragmento de «Ramón Gallegos y la educación para la iluminación»
Para
comprender este modelo, partimos de que el ser humano tiene varias dimensiones (extensión)
que son: La corporal, emocional, cognitiva, social, estética, espiritual y la
educación las aborda desde 5 niveles holarquicos (profundidad); el primer nivel
que es el individual o de conciencia individual; el segundo que es la comunidad
o nivel de las relaciones humanas; el tercer nivel social o que se corresponde
con la justicia social, la democracia y la paz; el cuarto nivel que corresponde
al nivel planetario o de la conciencia planetaria o de educación ambiental y
por último el quinto nivel que es la conciencia espiritual, la cual es la
esencia de nuestra genuina naturaleza y que es el corazón de la educación holista.
Este
corazón conocido también como filosofía perenne o espiritualidad y que como ya
dijimos es el quinto nivel (superior) de esta holarquia, tiene siete principios en los que se sustenta:
1) El espíritu existe, todas las religiones a
lo largo de la historia han intuido su existencia y le han dado diversos
nombres.