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Edición física «Una Dura Defensa»
—Tenga la amabilidad de no mencionar nunca el Grand Prix en mi presencia —dijo Treddleford llevado por la desesperación—. Despierta recuerdos muy dolorosos. No puedo explicarlo sin entrar en una historia larga y complicada.
—Oh, claro, claro —se apresuró a contestar Amblecope; las historias largas y complicadas que no contaba él mismo le resultaban abominables. Pasó las páginas de Country Life y pareció falsamente interesado por el dibujo de un faisán mongol.
—No es una mala representación de la variedad mongola —exclamó sosteniéndolo en alto para que lo viera su vecino—. Consiguen algunos recorridos bastante buenos, aunque también se detienen alguna vez, cuando llevan mucho tiempo volando. Creo que la mayor caza que conseguí nunca en dos días sucesivos...
—Mi tía, que es dueña de la mayor parte de Lincolnshire —le interrumpió Treddleford con dramática brusquedad—, tiene posiblemente el récord más notable en cuanto a caza de faisanes que se ha logrado nunca. Ha cumplido ya setenta y cinco años y no es capaz de acertar a una pieza, pero siempre sale con las partidas de caza. Cuando digo que no puede acertar a una pieza no me refiero a que no pueda poner ocasionalmente en peligro la vida de sus compañeros de caza, pues si lo dijera no sería cierto. De hecho, el jefe de gobierno Whip no permite que ningún miembro ministerial del Parlamento salga de caza con ella. Muy razonablemente, comentó: «No queremos tener que celebrar innecesariamente elecciones parciales». Pues bien, el otro día hirió en el ala a un faisán, que cayó a tierra con una o dos plumas de menos; era un faisán corredor, por lo que mi tía se vio en peligro de quedarse sin la única ave a la que había acertado durante el actual reinado. Evidentemente, no podía permitirlo; siguió al faisán por entre los helechos y la maleza, y cuando llegó a campo abierto y empezó a recorrer un campo arado, se montó sobre el caballo de caza y lo persiguió. La persecución fue larga, y cuando mi tía consiguió alcanzar al faisán, se encontraba más cerca de su casa que del grupo de caza; los había dejado unas cinco millas detrás de ella.
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Publicado el 13 de mayo de 2018 por Edu Robsy.
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