Yo tengo miedo negro de las cosas;
las cosas en la noche tienen miedo.
Cuando voy por las calles, misteriosas
sombras no puedo atravesar, no puedo!
César A. Rodríguez
A Servando Gutiérrez: bienvenida.
Si yo os digo: anoche me han asaltado, me preguntaréis todos:
¿quién? A ninguno se le ocurrirá esta pregunta: ¿qué cosa? Porque no se
concibe que a un hombre que va a media noche por la calle de Guadalupe,
taciturno, con anteojos, rumiando una idea nueva y con un cigarrillo
agonizante en los carnosos labios desencantados, le asalte una cosa, una
idea, un recuerdo, un mal pensamiento. ¿Ha de asaltarte, necesariamente
un bandido? No. Yo no temo a los bandidos salteadores de las calles de
Lima porque no llevo nunca más dinero que ellos.
Temo a otros salteadores, a los que nos roban el precioso tesoro de
las ideas. No conozco sino una diferenciación entre el Bien y el Mal; lo
Perfecto y lo Imperfecto. Todo lo que hay en un cuerpo, en un
organismo, en una idea o en un sentimiento, de bello, es el Bien; todo
lo que hay de imperfecto es el Mal. por eso los más artistas son los más
buenos. Los malos odian la Belleza.
El mal es poliforme. ¡Con cuántos trajes, con cuántos rostros, con
cuántas cosas se disfraza! Es menester conocer el mal, saber cuáles y
cuántas son sus trapacerías y los medios de que dispone, para evitarlo y
vencerlo. Siempre el mal se ensaña en lo que más amamos, en lo más
íntimo, en lo más bueno. Nuestro ángel tutelar nos ofrece siempre nuevas
ideas, como una abuelita cariñosa nos ofrecía de niños un juguete o una
fruta madura. Y allí está el mal para quitámosla.
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