La Castellana de Medialdúa
Alejandro Larrubiera
Cuento
I
¡Pobre castellana de Medialdúa!
Desde la torre del homenaje de tu mansión, que, en lo alto de la montaña, parece desafiar al Cielo, miras melancólica las humildes golondrinas, mucho más felices que tú por cuanto no tienen un tirano que las aprisione.
¡Cuántas veces á la hora en que la iglesia llama á tus vasallos á la oración, has apoyado tu cuerpo en una de las barbacanas, y tus ojos, impregnados de lágrimas, han vagado por la feraz campiña que, á lo lejos, limita una montaña, tras de la cual el sol se hunde.
Al pie de ta castillo resuena en la callada noche una canción de amores.
¡Escúchala, castellana de Medialdúa!
Se trata de un amante incógnito por el que suspiras con tristeza.
Escuchas atenta, murmuras no sé qué frase, sonríes, y al volver el rostro te encuentras con la cara hosca del conde, tu marido y señor; al verle, lanzas un grito y huyes de su presencia con el azoramiento de la paloma que divisa al gavilán.
¡Pobre castellana de Medialdúa!
II
Feo, enano, patizambo, cargado de espaldas era Zario, el bufón de los señores de Medialdúa.
Si de él nadie en el castillo hacía caso, él en cambio reíase de todos y odiaba á todos, excepto á doña Luz, su ama y señora.
Por ésta sentía el estrambótico Zario amor tan grande, que degeneraba en locura.
Viéraisle acurrucado como un perro en un ángulo de la estancia de doña Luz, fijos los ojos en ésta, mientras que sus labios temblaban perceptiblemente; viéraisle á la hora en que nadie podía observarle, arrastrándose por el suelo como un reptil, ir besando los sitios en donde posó sus plantas la rica hembra; viéraisle, en fin, pasar las noches en claro, tendido como un perro junto á la puerta del dormitorio señorial, velando atento el sueño de la condesa, y de seguro tendríais lástima de aquella caricatura de hombre.
Dominio público
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Publicado el 22 de septiembre de 2022 por Edu Robsy.