Prólogo
En una playa próxima a cierto golfo crece un
robusto y verde roble. Un gato sabio, sujeto al tronco por una cadena de
oro, da vueltas sin cesar en torno a él.
Cuando corre a la derecha, entona una canción, y cuando corre a la izquierda se pone a contar un cuento.
Por todas partes se producen allí milagros; anda vagando el
demonio, una ondina se balancea en las ramas… Y en los senderos ocultos
se ven huellas de animales nunca vistos…
También hay una casita con patas de gallina, y que no tiene puertas
ni ventanas. Allí cada bosque y cada valle albergan innúmeros
fantasmas…
Allí, al rayar el alba, cuando las olas empiezan a rodar por las
riberas arenosas, surgen de las límpidas aguas treinta y tres hermosos
héroes, capitaneados por el viejo Tío del Mar…
Allí un joven príncipe vence y hace prisionero a un zar temible…
Allí, a la vista de todos, rapta un brujo a un héroe esforzado y, subiendo con él a las nubes, vuela sobre bosques y mares…
Allí, encerrada en una celda, llora una zarina, a la que sirve con fidelidad un oso pardo…
Allí camina por sí solo un mortero junto a la bruja Yaga.
Allí el zar de los brujos, el Brujo-Inmortal, tiembla por su oro…
Allí reina el espíritu ruso… Todo sabe a Rusia allí.
Y allí estuve yo… Bebí dulcísimo hidromiel, vi aquel roble verde, y
también, a su sombra, al gato sabio, que me contó buenos cuentos de los
suyos. Y uno de ellos lo recuerdo, y voy a contarlo ahora al mundo
entero…
Canto primero
Es ésta una historia de tiempos lejanos, una leyenda de la antigüedad más remota.
Rodeado de sus hijos poderosos y de sus amigos, el príncipe
Vladimir el Sol daba un festín en la sala más espaciosa de su palacio;
celebraba los esponsales de su hija menor con el valiente Ruslán, y
levantaba a su salud una pesada copa de hidromiel.
Información texto 'Ruslan y Liudmila'