Las Tres Naranjas de Amor
Alfred de Musset
Cuento
Había una vez un príncipe que no se reía nunca. Pero un día, una mujer se dijo:
—Yo haré reír a ese príncipe; reír o llorar.
Y la mujer se vistió con harapos sujetos con una cuerda, se soltó el pelo y al son de un tamboril fue a bailar delante del príncipe que estaba asomado al balcón de su palacio. Se movió tanto bailando frenéticamente que, de repente, se rompió la cuerda que sujetaba su ropa y se quedó completamente desnuda en medio de la calle. Al verla, el príncipe se puso a reír a carcajadas. La mujer no había previsto que pudiera caérsele la ropa. Cuando vio que el príncipe se reía de ella dijo:
—Quiera Dios que no vuelva a reír nunca más antes de encontrar las tres naranjas de amor.
A partir de ese momento, el príncipe se sintió muy triste. Un día se dijo:
—Quiero divertirme y reír. Iré a buscar las tres naranjas de amor allí donde se encuentren.
Y se marchó en su búsqueda yendo de pueblo en pueblo. Una mañana, encontró a la mujer que le había echado la maldición, pero no la reconoció.
—¿Adónde va usted? —le preguntó.
—Estoy buscando las tres naranjas de amor.
—Se encuentran muy lejos de aquí; tres perros las custodian al fondo de una gruta. Vaya hacia el norte y la encontrará en el hueco de un montón de rocas.
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Publicado el 22 de octubre de 2016 por Edu Robsy.