Dedicatoria
(Al Ilmo. Sr. D. Juan Sanz de Latras, Conde de Atarés, etc.)
Tiene V. S. tan granjeado el respeto y amor en las voluntades de
todos con su generosa sangre, con su prudencia, afabilidad y agrado,
que, acrecentando el número, soy yo uno de los que manifiestan este
debido respeto y afición, con la muestra que hago de uno y otra, en
ofrecerle este pequeño volumen, si no digno en la esencia de él, al
sujeto del dueño, que deseo me patrocine, por lo menos acertado en la
elección de su autor; pues si los escritores antiguos buscaron para
amparo de sus escritos y autoridad de sus obras, personas en quien
concurriesen sangre, nobleza y claro ingenio, ¿en quién se hallan mejor
que en V. S.? Su ilustrísima casa vemos, desde su antiguo origen, cuánto
tiempo há que honra este reino con ascendientes tan ilustres, que, por
sus muchos merecimientos, granjearon las voluntades de los reyes, para
hacerles mercedes y favores, y tan señalados, que, entre, ellos, fué el
uno el tener sus mismas armas y timbre por honroso blasón de su
prosapia.
Su claro ingenio bien da por si satisfacción bastante, pues siempre,
acompañado de su prudencia, es el régimen de sus acciones, conque en
todo acumula alabanzas y adquiere aplausos de cuantos les experimentan y
conocen: y así debo estar por muy gozoso de ofrecer á los pies de V. S.
este trabajo. No el título de él desmerece por lo faceto, que obras de
este género se han ofrecido á grandes príncipes y señores, y no las han
desestimado por eso, antes admitídolas y honrádolas, que si por la
corteza manifiestan donaire, su fondo es dar advertimientos y doctrinas
para reformar vicios, como lo usaron los antiguos escribiendo fábulas.
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