El Prusiano de Belisario
Alphonse Daudet
Cuento
Voy a contarles una historia que oí narrar hace unos días en un cabaret de Montmartre. Para que el relato conservara todo su valor necesitaría poseer el vocabulario pintoresco del señor Belisario, su gran mandil de carpintero, y haberme tomado dos o tres sorbos de ese vino blanco de Montmartre, capaz de proporcionarle acento parisino incluso a un marsellés. Sólo así lograría hacer correr por sus venas el estremecimiento que yo sentí al escuchar a Belisario contando en una tertulia de amigos esta historia lúgubre y auténtica.
«Era el día de la amnistía —Belisario se refería al armisticio—. Mi mujer me había pedido que fuera con el niño a Villeneuve—la—Garenne, a ver cómo se encontraba una casilla que teníamos allí, a orillas del río, de la que no teníamos noticias desde el sitio. Yo iba resoplando al verme obligado a tirar del niño. Estaba seguro de que me toparía con los prusianos y, como nunca los había visto de cerca, tenía miedo de que ocurriera algo. ¡Pero cuando mi mujer se empeña en algo! “Anda, ve —me dijo—, de esa manera el chico tomará un poco el aire.”
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Publicado el 14 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.