Después de haber obtenido una
audiencia con el Rey, un Patriota Ingenioso sacó un papel del
bolsillo y dijo:
—Dios bendiga a Su Majestad. Aquí
tengo una fórmula para construir una armadura blindada que
ningún cañón podrá perforar. Si esta armadura es adoptada por
la Armada Real nuestras naves de guerra serán invulnerables y
por ende invencibles. Aquí también están los informes de los
Ministros de Su Majestad atestiguando los méritos de la
invención. Cederé lo derechos sobre ella por un millón de tumtums.
Después de examinar los papeles, el
Rey los hizo a un lado y le prometió una orden para el
Ministro Tesorero del Departamento de Extorsión por un millón
de tumtums.
—Y aquí —dijo el Patriota Ingenioso,
sacando otro papel de otro bolsillo— están los planos de un
cañón que he inventado que puede perforar esa armadura. El
hermano real de Su Majestad, el Emperador de Bang, está
ansioso por adquirirlo, pero mi lealtad hacia el trono de Su
Majestad y hacia su persona me obligan a ofrecerlo a Su
Majestad. El precio es de un millón de tumtums.
Después de recibir la promesa de otra
letra introdujo la mano en un bolsillo diferente a los dos
anteriores y remarcó:
—El precio del cañón irresistible
debió haber sido mucho mayor, Su Majestad, pero el hecho es
que los misiles pueden ser tan efectivamente desviados por mi
nuevo método de tratar las armaduras blindadas con...
El Rey indicó al Gran Factotum que se
aproximara.
—Revisa a este hombre —le dijo— y
dime cuántos bolsillos tiene.
—Cuarenta y tres, señor —dijo el Gran
Factotum, completando su escrutinio.
—Dios bendiga a Su Majestad —gritó el
Patriota Ingenioso, aterrorizado—. Uno de ellos contiene
tabaco.
Información texto 'El Patriota Ingenioso'