El Príncipe Ruy
Ángel de Estrada
Cuento
El caballero Ruy, príncipe taciturno del castillo, iba por el bosque. De los cielos bajaba la alegre luz, como una bendición sobre los árboles. Y el caballero Ruy, feliz en aquel momento, sentía el paisaje, con esa intensidad que le hermosea, por el color que el espíritu derrama. Y á poco las resinas de las cortezas, las penumbras misteriosas, los juegos de sol con sus lápices de rayos, el rumor de una fuente: todos los roces, todos los cambiantes, despertaron en él una idea que le volvió á su natural melancolía.
De pronto, en un claro de robles, habló un pájaro prodigioso, de pico cortante, plumas de púrpura y ojos extraños.
— No sigas, hermano Ruy; la senda es terrible porque el día es bello.
Así dijo el pájaro.
El caballero sintió temores, después, blandiendo su puñal, sonrió con tristeza. La hoja demasquina cruzó relampagueante y, en su violenta curva, clavó al pájaro, que perdió la voz de su pico cortante y la luz de sus ojos extraños.
—Bien; quedarás embalsamado—exclamó el caballero. Sobre los artesones del encendido hogar, serás en las veladas de invierno un mensaje de la estación de las flores.
—¿De las flores?
Esto murmuró una voz, como un eco de sus palabras.
—¿De las flores?
El príncipe se volvió. Entre una mata de rosales, una flor movía sus pétalos como labios amoratados por agonía congojosa.
El príncipe no tuvo ya miedo, y dijo con fuerte acento:—Día raro, salud!
—Soy la flor de las flores—prosiguió la charlatana—tú contaste nuestros secretos y te amamos; escucha mi voz y no sigas.
Sin responder, el príncipe la cortó de su tallo, y como si estallara un filtro, se difundió una esencia; y él aspirando con delicia el perfume, metió en el morral la flor, y murmuró ¡adelante!
—Atrás!—respondieron las aguas de una fuente que obstruía la senda:—¡atrás!
Dominio público
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Publicado el 26 de octubre de 2020 por Edu Robsy.