Textos más largos de Anónimo

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autor: Anónimo


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Las Mil y Una Noches

Anónimo


Cuento


Una palabra del traductor a sus amigos

Yo ofrezco
desnudas, vírgenes, intactas y sencillas,
para mis delicias y el placer de mis amigos,
estas noches árabes vividas, soñadas y traducidas sobre su tierra natal y sobre el agua
Ellas me fueron dulces durante los ocios en remotos mares, bajo un cielo ahora lejano.
Por eso las doy.

Sencillas, sonrientes y llenas de ingenuidad, como la musulmana Schehrazada, su madre suculenta que las dió a luz en el misterio; fermentando con emoción en los brazos de un príncipe sublime —lúbrico y feroz—, bajo la mirada enternecida de Alah, clemente y misericordioso.

Al venir al mundo fueron delicadamente mecidas por las manos de la lustral Doniazada, su buena tía, que grabó sus nombres sobre hojas de oro coloreadas de húmedas pedrerías y las cuidó bajo el terciopelo de sus pupilas hasta la adolescencia dura, para esparcirlas después, voluptuosas y libres, sobre el mundo oriental, eternizado por su sonrisa.

Yo os las entrego tales como son, en su frescor de carne y de rosa. Sólo existe un método honrado y lógico de traducción: la «literalidad», una literalidad impersonal, apenas atenuada por un leve parpadeo y una ligera sonrisa del traductor. Ella crea, sugestiva, la más grande potencia literaria. Ella produce el placer de la evocación. Ella es la garantía de la verdad. Ella es firme e inmutable, en su desnudez de piedra. Ella cautiva el aroma primitivo y lo cristaliza. Ella separa y desata... Ella fija.

La literalidad encadena el espíritu divagador y lo doma, al mismo tiempo que detiene la infernal facilidad de la pluma. Yo me felicito de que así sea; porque ¿dónde encontrar un traductor de genio simple, anónimo, libre de la necia manía de su renombre?...


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3.776 págs. / 4 días, 14 horas, 9 minutos / 35.521 visitas.

Publicado el 24 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

Viaje al Oeste

Anónimo


Novela


Capítulo I

CUANTO EXISTE TIENE SU ORIGEN EN LA RAÍZ DIVINA. EL TAO SURGE DIRECTAMENTE DE LA FUENTE MISMA DE LA MORALIDAD.

La escritura dice:

«En el principio sólo existía el Caos. El Cielo y la Tierra formaban una masa confusa, en la que el todo y la nada se entremezclaban como la suciedad en el agua. Por doquier reinaba una espesa niebla que jamás logró ver ojo humano y a la que Pan-Ku consiguió dispersar con su portentosa fuerza. Lo puro quedó entonces separado de lo impuro y apareció la suprema bondad, que esparce sus bendiciones sobre toda criatura. Su mundo es el de la luz. Quien a él se acerca descubre el camino que conduce al reino del bien. Mas el que quiera penetrar en el secreto del principio de cuanto existe debe leer La crónica de los orígenes.»


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2.562 págs. / 3 días, 2 horas, 44 minutos / 4.856 visitas.

Publicado el 27 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

Cantar de los Nibelungos

Anónimo


Poema épico


Canto I. El sueño de Crimilda

Las tradiciones de los antiguos tiempos nos refieren maravillas, nos hablan de héroes dignos de alabanza, de audaces empresas, de fiestas alegres, de lágrimas y de gemidos. Ahora podréis escuchar de nuevo la maravillosa historia de aquellos guerreros valerosos.

Vivía en Borgoña una joven tan bella, que en ningún país podría encontrarse otra que la aventajara en hermosura. Se llamaba Crimilda y era una hermosa mujer: por su causa muchos héroes debían perder la vida.

Muchos valientes guerreros se atrevían a pretenderla en mente, como se debe hacer con una virgen digna de amor; nadie la odiaba. Su noble cuerpo era notablemente bello, y las cualidades de aquella joven hubieran sido ornamento de cualquier mujer

La guardaban tres poderosos reyes, nobles y ricos; Gunter y Gernot, guerreros ilustres, y él joven Geiselher, un guerrero distinguido. La joven era hermana de ellos y sus mayores tenían que cuidarla.

Estos príncipes eran buenos y descendían de muy ilustre linaje: héroes probados, eran sumamente fuertes y de una audacia extraordinaria. El país a que pertenecían se llamaba Borgoña y habían realizado prodigios de valor en el reino de Etzel.

En el tiempo de su poder, habitaban en Worms, sobre el Rhin: muchos nobles y valientes caballeros les sirvieron con honor hasta su muerte, mas perecieron tristemente a causa de los celos de dos notables mujeres.

Uta, se llamaba su madre, reina poderosa; y el padre Dankrat, que al morir les dejara una cuantiosa herencia, estaba dotado de grandísima fuerza; también en su juventud había conquistado inmarcesible gloria.

Como he dicho ya, los tres reyes eran valerosos, por lo que tenían a su servicio los mejores guerreros de que se había oído hablar, todos muy vigorosos y sumamente intrépidos en el combate.


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262 págs. / 7 horas, 39 minutos / 847 visitas.

Publicado el 26 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

Calila y Dimna

Anónimo


Cuento


Introducción de Abdalla Ben Almocafa

Los filósofos entendidos de cualquier ley e de cualquier lengua siempre punaron e se trabajaron de buscar el saber, e de representar e ordenar la filosofía; et eran tenudos de facer esto. Et acordaron e disputaron sobre ello unos con otros, e amábanlo más que todas las otras cosas de que los homes trabajan, et placíales más de aquello que de ninguna juglería nin de otro placer; ca teníen que non era ninguna cosa de las que ellos se trabajaban, de mejor premia nin de mejor galardón que aquello de que las sus ánimas trabajaban e enseñaban. Et posieron ejemplos e semejanzas en la arte que alcanzaron e llegaron por alongamiento de nuestras vidas e por largos pensamientos e por largo estudio; e demandaron cosas para sacar de aquí lo que quisieron con palabras apuestas e con razones sanas e firmes; et posieron e compararon los más destos ejemplos a las bestias salvajes e a las aves.


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239 págs. / 6 horas, 58 minutos / 940 visitas.

Publicado el 26 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Tristán e Iseo

Anónimo


Novela


1. Infancias de Tristán

Señores, ¿os agradaría oír un hermoso cuento de amor y de muerte? Se trata de la historia de Tristán y de Iseo, la reina. Escuchad cómo, entre grandes alegrías y penas, se amaron y murieron el mismo día, él por ella y ella por él. El relato de sus amores se extendió por la verde Erín y la salvaje Escocia, se repitió en toda la isla de Miel, desde el muro de Adriano hasta la punta del Lagarto, halló sus ecos en los bordes del Sena, del Danubio y del Rhin, encantó a Inglaterra, Normandía, Francia, Italia, España, Alemania, Bohemia, Dinamarca y Noruega. Su memoria durará mientras exista el mundo.

El tiempo destructor, que no perdona obras de poetas ni otra cosa humana, ha destrozado y reducido a polvo muchos cuadernillos y destruido más de un pliego en el que los buenos troveros de antaño se habían esforzado por honrar la memoria de los amantes de Cornualla. Béroul, Thomas, Eilhart y Gottfried narraron sus aventuras para que pervivieran en las mentes de las gentes.

Hace muchos años reinó en Cornualla un poderoso rey llamado Marcos. Tuvo que hacer frente a una dura lucha contra sus vecinos que muchas veces penetraban en su territorio y devastaban sus campos y sembrados. Rivalín, señor de Leonís, tuvo noticias de la guerra y acudió en su ayuda. Sirvió al rey Marcos con su consejo y su espada como si fuera uno de sus vasallos porque deseaba conquistar con sus hazañas a la bella hermana de Marcos, Blancaflor. Cuando se hicieron las paces el rey se la dio en recompensa.


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146 págs. / 4 horas, 15 minutos / 3.088 visitas.

Publicado el 7 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Las Florecillas de San Francisco

Anónimo


Cuento, Biografía, Religión


Capítulo I. Los doce primeros compañeros de San Francisco

Primeramente se ha de considerar que el glorioso messer San Francisco, en todos los hechos de su vida, fue conforme a Cristo bendito; porque lo mismo que Cristo en el comienzo de su predicación escogió doce apóstoles, llamándolos a despreciar todo lo que es del mundo y a seguirle en la pobreza y en las demás virtudes, así San Francisco, en el comienzo de la fundación de su Orden, escogió doce compañeros que abrazaron la altísima pobreza.

Y lo mismo que uno de los doce apóstoles de Cristo, reprobado por Dios acabó por ahorcarse , así uno de los doce compañeros de San Francisco, llamado hermano Juan de Cappella, apostató y, por fin, se ahorcó. Lo cual sirve de grande ejemplo y es motivo de humildad y de temor para los elegidos, ya que pone de manifiesto que nadie puede estar seguro de perseverar hasta el fin en la gracia de Dios. Y de la misma manera que aquellos santos apóstoles admiraron al mundo por su santidad y estuvieron llenos del Espíritu Santo, así también los santísimos compañeros de San Francisco fueron hombres de tan gran santidad, que desde el tiempo de los apóstoles no ha conocido el mundo otros tan admirables y tan santos.


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120 págs. / 3 horas, 30 minutos / 1.532 visitas.

Publicado el 23 de octubre de 2016 por Edu Robsy.

Cantar de Mio Cid

Anónimo


Poema épico, Cantar de gesta


Cantar primero. Destierro del Cid

El rey Alfonso envía al Cid para cobrar las parias del rey moro de Sevilla Éste es atacado por el conde castellano García Ordóñez. El Cid, amparando al moro vasallo del rey de Castilla, vence a García Ordóñez en Cabra y le prende afrentosamente. El Cid torna a Castilla con las parias, pero sus enemigos le indisponen con el rey. Éste destierra al Cid.

1

El Cid convoca a sus vasallos; Éstos se destierran con él. – Adiós del Cid a Vivar

Por sus ojos mío Cid va tristemente llorando ;
volvía atrás la cabeza y se quedaba mirándolos.
Miró las puertas abiertas, los postigos sin candados,
las alcándaras vacías, sin pellizones ni mantos,
sin los halcones de caza ni los azores mudados.
Suspiró entonces mío Cid, de pesadumbre cargado,
y comenzó a hablar así, justamente mesurado:
«¡Loado seas, Señor, Padre que estás en lo alto!
Todo esto me han urdido mis enemigos malvados.»

2

Agüeros en el camino de Burgos

Ya aguijaban los caballos, ya les soltaban las riendas.
Cuando de Vivar salieron, vieron la corneja diestra ,
y cuando entraron en Burgos, la vieron a la siniestra.
Movió mío Cid los hombros y sacudió la cabeza:
«¡Albricias, dijo Álvar Fáñez, que de Castilla nos echan
mas a gran honra algún día tornaremos a esta tierra!»

3

El Cid entra en Burgos

Mío Cid Rodrigo Díaz en Burgos, la villa, entró;
hasta sesenta pendones llevaba el Campeador;
salían a verle todos, la mujer como el varón;
a las ventanas la gente burgalesa se asomó
con lágrimas en los ojos, ¡que tal era su dolor!
Todas las bocas honradas decían esta razón:
«¡Oh Dios, y qué buen vasallo, si tuviese buen señor!»


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Publicado el 6 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Popol Vuh

Anónimo


Leyenda, Religión


Aquí comenzaremos la antigua historia llamada Quiché. Aquí escribiremos, comenzaremos el antiguo relato del principio, del origen, de todo lo que hicieron en la ciudad Quiché los hombres de las tribus Quiché. Aquí recogeremos la declaración, la manifestación, la aclaración de lo que estaba escondido, de lo que fue iluminado por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores; sus nombres: Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Día (Gran Cerdo del Alba), Gran Tapir del Alba, Dominadores, Poderosos del Cielo, Espíritus de los Lagos, Espíritus del Mar, Los de la Verde Jadeita, Los de la Verde Copa; así decíase. Rogábase con ellos, invocábase con ellos, a los llamados Abuela, Abuelo, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Guarda Secreto, Ocultadora, Abuela que forma parte de la Pareja Mágica de Abuelos, Abuelo de la misma Pareja. Así está dicho en la historia Quiché todo lo que ellos dijeron, lo que ellos hicieron, en el alba de la vida, en el alba de la historia. Pintaremos lo que pasó antes de la Palabra de Dios, antes del Cristianismo: lo reproduciremos porque no se tiene ya más la visión del Libro del Consejo , la visión del alba de la llegada de ultramar, de nuestra vida en la sombra , la visión del alba de la vida, como se dice.


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Publicado el 28 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Romancero Selecto del Cid

Anónimo


Poesía, Romance


Prólogo

I

La historia literaria nos señala, como objeto de incomparable nombradía, á los héroes que ocupan el primer lugar en las grandes y poco numerosas epopeyas, hijas legítimas del genio de un pueblo. Al retratar el poeta venusino, y por cierto con colores nada halagüeños, el carácter de Aquiles, no encuentra epiteto que mejor le cuadre que el de celebrado (honoratum). Igual calificativo pudiera aplicarse á los dos héroes predilectos de las tradiciones heróicas de Francia y España. «El Cid, dice el docto Puymaigre, es tan popular allende los Pirineos, como aquende lo fué Roldán.» Y, en verdad, si el nombre del paladín francés traspasó inmediatamente los linderos de su tierra natal, y se extendió por dilatadísimas comarcas, los españoles han recordado el del héroe de Vivar con sin igual perseverancia, y ni un solo día ha dejado de ser proverbial y propuesto como dechado de guerreros y patricios.

Rodrigo ó Rúy Díaz el de Vivar, llamado también el Castellano y el Campeador y más comunmente el Cid (nombre de origen arábigo que significa Señor), hijo de Diego Laynez, descendiente del juez de Castilla Laín Calvo, nació en Burgos ó en la próxima aldea de Vivar á mediados del siglo XI. Hubo de figurar ya en los últimos tiempos del primer Fernando. Le armó caballero y le nombró su alférez Sancho II, á quien, después de la batalla de Golpejares, aconsejó el Cid que atacase al victorioso y ya descuidado ejército de su hermano Alfonso VI de León. Consta que venció en singular batalla á un sarraceno y á un pamplonés. Acaso ya por entonces casó con doña Jimena, hija del conde de Oviedo.


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Publicado el 12 de marzo de 2022 por Edu Robsy.

El Cantar de Roldán

Anónimo


Poema épico


I

El rey Carlos, nuestro emperador, el Grande, siete años enteros permaneció en España: hasta el mar conquistó la altiva tierra. Ni un solo castillo le resiste ya, ni queda por forzar muralla, ni ciudad, salvo Zaragoza, que está en una montaña. La tiene el rey Marsil, que a Dios no quiere. Sirve a Mahoma y le reza a Apolo. No podrá remediarlo: lo alcanzará el infortunio.

II

El rey Marsil se encuentra en Zaragoza. Se ha ido hacia un vergel, bajo la sombra. En una terraza de mármoles azules se reclina; son más de veinte mil en torno a él. Llama a sus condes y a sus duques:

—Oíd, señores, qué azote nos abruma. El emperador Carlos, de Francia, la dulce, a nuestro país viene, a confundirnos. No tengo ejército que pueda darle batalla; para vencer a su gente, no es de talla la mía. Aconsejadme, pues, hombres juiciosos, ¡guardadme de la muerte y la deshonra!

No hay infiel que conteste una palabra, salvo Blancandrín, del castillo de Vallehondo.

III

Entre los infieles, Blancandrín es juicioso: por su valor, buen caballero; por su nobleza, buen consejero de su señor. Le dice al rey:


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100 págs. / 2 horas, 56 minutos / 4.443 visitas.

Publicado el 11 de junio de 2016 por Edu Robsy.

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