Textos más populares este mes de Anónimo | pág. 2

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autor: Anónimo


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La Canción de Rolando

Anónimo


Poema épico


I

El rey Carlos, nuestro emperador, el Grande, siete años enteros permaneció en España: hasta el mar conquistó la altiva tierra. Ni un solo castillo le resiste ya, ni queda por forzar muralla, ni ciudad, salvo Zaragoza, que está en una montaña. La tiene el rey Marsil, que a Dios no quiere. Sirve a Mahoma y le reza a Apolo. No podrá remediarlo: lo alcanzará el infortunio.

II

El rey Marsil se encuentra en Zaragoza. Se ha ido hacia un vergel, bajo la sombra. En una terraza de mármoles azules se reclina; son más de veinte mil en torno a él. Llama a sus condes y a sus duques:

—Oíd, señores, qué azote nos abruma. El emperador Carlos, de Francia, la dulce, a nuestro país viene, a confundirnos. No tengo ejército que pueda darle batalla; para vencer a su gente, no es de talla la mía. Aconsejadme, pues, hombres juiciosos, ¡guardadme de la muerte y la deshonra!

No hay infiel que conteste una palabra, salvo Blancandrín, del castillo de Vallehondo.

III

Entre los infieles, Blancandrín es juicioso: por su valor, buen caballero; por su nobleza, buen consejero de su señor. Le dice al rey:


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100 págs. / 2 horas, 55 minutos / 785 visitas.

Publicado el 8 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Los Siete Infantes de Lara

Anónimo


Poesía


1. Bohordadores en las bodas de doña Lambra

Levantóse de sobre Çamora el conde Garci Fernández.
Fuéronse con él muchos de León e de Portogale,
por seer en aquellas bodas de doña Llambra e de Ruy Vázquez.

Andudo con sus compañas fasta a Burgos llegare,
por veer los trebejos que fazían e el tablado lançare,
para doña Llambra con sus dueñas mandó ý tienda armare.

Primero lançó su vara el conde Garci Fernández
e después lançó otrosí el bueno de Ruy Velázquez,
e después Muño Salido, el que bien cató las aves,
e muchos de otras partes; e desí lançó Alvar Sánchez.

Quejas de doña Lambra:

"Ruégovos, don Rodrigo, que vos pese de mi male
pésevos de mi dolor, de vuestra deshonra grande
que vuestros sobrinos nos han fecho tan male"...

"Non curedes, doña Lambra, non tomedes más pesare
que si yo vivo e non muero, yo vos entiendo vengare
e darvos he tal derecho de que todo el mundo fable."

2. Malos agüeros

Esora enbió dezir por un escudero a sus sobrinos

[...]

en la entrada del monte ovieron a par del camino
un águila cabdal ferrera que estava encima de un pino.
Mucho l' pesó de coraçón a ese Nuño Salido:
"Estas aves nos lo muestran: tornemos nos, míos fijos"...
"...dos días ha que nos atiende nuestro tío don Rodrigo"...
e dexóse caer en tierra muerta a pie del pino

[...]

3. Se descubre la traición

"Dios del cielo, el tu poder es mayor,
señor, tu nos ayuda que traídos somos oy.
Tío, ¿qué señas son aquéllas? Malas son para nós."

[...]


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17 págs. / 30 minutos / 593 visitas.

Publicado el 12 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Comentarios de la Guerra de España

Anónimo


Historia


I. Vencido Farnaces y reconquistada el África, los que escaparon de aquellas derrotas entraron en España con Cn. Pompeyo el mozo, el cual apoderado de la provincia Ulterior, mientras César se detenía repartiendo premios en Italia, empezó a encomendarse a la fidelidad de algunas ciudades, para adquirir más fácilmente tropas con que hacer resistencia. Habiendo, pues, juntado un mediano ejército, parte por ruegos y parte por fuerza, se dio a destruir la provincia. En este estado unas ciudades le enviaban socorros voluntariamente, otras por el contrario le cerraban las puertas. De las cuales si tomaba algunas por fuerza y en ellas encontraba algún ciudadano que hubiese hecho buenos servicios a su padre Cn. Pompeyo, y fuese hombre rico, al instante se le forjaba una causa para quitarle del medio y hacer a su riqueza presa de malvados. Ganando a sus contrarios con algunos provechos de esta clase, cada día se aumentaban más sus tropas; y por lo mismo las ciudades opuestas pedían con continuos correos a la Italia que se acudiese a su socorro.


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Dominio público
27 págs. / 47 minutos / 417 visitas.

Publicado el 27 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Cantar de los Nibelungos

Anónimo


Poema épico


Canto I. El sueño de Crimilda

Las tradiciones de los antiguos tiempos nos refieren maravillas, nos hablan de héroes dignos de alabanza, de audaces empresas, de fiestas alegres, de lágrimas y de gemidos. Ahora podréis escuchar de nuevo la maravillosa historia de aquellos guerreros valerosos.

Vivía en Borgoña una joven tan bella, que en ningún país podría encontrarse otra que la aventajara en hermosura. Se llamaba Crimilda y era una hermosa mujer: por su causa muchos héroes debían perder la vida.

Muchos valientes guerreros se atrevían a pretenderla en mente, como se debe hacer con una virgen digna de amor; nadie la odiaba. Su noble cuerpo era notablemente bello, y las cualidades de aquella joven hubieran sido ornamento de cualquier mujer

La guardaban tres poderosos reyes, nobles y ricos; Gunter y Gernot, guerreros ilustres, y él joven Geiselher, un guerrero distinguido. La joven era hermana de ellos y sus mayores tenían que cuidarla.

Estos príncipes eran buenos y descendían de muy ilustre linaje: héroes probados, eran sumamente fuertes y de una audacia extraordinaria. El país a que pertenecían se llamaba Borgoña y habían realizado prodigios de valor en el reino de Etzel.

En el tiempo de su poder, habitaban en Worms, sobre el Rhin: muchos nobles y valientes caballeros les sirvieron con honor hasta su muerte, mas perecieron tristemente a causa de los celos de dos notables mujeres.

Uta, se llamaba su madre, reina poderosa; y el padre Dankrat, que al morir les dejara una cuantiosa herencia, estaba dotado de grandísima fuerza; también en su juventud había conquistado inmarcesible gloria.

Como he dicho ya, los tres reyes eran valerosos, por lo que tenían a su servicio los mejores guerreros de que se había oído hablar, todos muy vigorosos y sumamente intrépidos en el combate.


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262 págs. / 7 horas, 39 minutos / 847 visitas.

Publicado el 26 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

Comentarios de la Guerra de África

Anónimo


Historia


I. Por sus marchas contadas, sin intermisión alguna, llegó César a Lilibeo a 19 de diciembre; y desde luego manifestó su deseo de embarcarse, no teniendo más que una legión recién levantada y apenas seiscientos caballos. Puso su tienda junto a la misma orilla del mar, de suerte que casi la batían las olas, y esto con el fin de que nadie esperase detención y todo el mundo estuviese pronto cada día y a cada hora para la salida. No logró en aquellos días buen tiempo para hacerse a la vela, pero, sin embargo, tenía las tropas y remeros a bordo, por no perder cualquiera ocasión de hacerse a la mar; especialmente porque le avisaban de la provincia, que eran muchas las tropas de los enemigos, infinita la gente de a caballo, cuatro legiones del rey Juba, gran multitud de tropa ligera, diez legiones de Escipión, ciento veinte elefantes, y armadas muy numerosas. Mas no por eso se acobardaba, superior a todo con su valor y confianza. Entre tanto, se acrecentaba cada día el número de galeras, acudían muchas naves de transporte y venían a incorporársele más legiones de soldados bisoños, y entre ellas la quinta veterana y dos mil caballos.


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58 págs. / 1 hora, 41 minutos / 344 visitas.

Publicado el 27 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Poema de Gilgamesh

Anónimo


Poema épico, epopeya


Tablilla I. La llegada de Enkidu

Prólogo y peán. El rey Gilgamesh tiraniza al pueblo de Uruk, que se queja a los dioses. Para desviar sus energías sobrehumanas, los dioses crean a su homólogo, el salvaje Enkidu, que es criado por los animales salvajes. Enkidu es descubierto por un cazador, que le hace salir de la manada utilizando como señuelo a una prostituta. La ramera le enseña sus artes y le propone llevarle a Uruk, donde Gilgamesh lo ha visto en sueños.

El que ha visto lo Profundo, los cimientos del país,
[que] conocía…, era sabio en todas las cosas.
[Gilgamesh, que] vio lo Profundo, los cimientos del país,
[que] conocía…, era sabio en todas las cosas.
[Él] … en todas partes…

Y [aprendió] de todas las cosas la suma de la sabiduría.
Vio lo que era secreto, descubrió lo que estaba oculto, volvió a traer un relato de antes del Diluvio.
Recorrió un largo camino, estaba fatigado, halló la paz,
y fijó todos sus trabajos en una tablilla de piedra.

Construyó la muralla de Uruk la Cercada,
de la santa Eanna, el almacén sagrado.
Mira su muralla como una hebra de lana,
Ve su parapeto que nadie ha podido copiar.
Sube por la escalera de una época pasada,

acércate a Eanna, sede de Ishtar la diosa,
que ningún rey posterior pudo nunca copiar.
Sube a la muralla de Uruk y anda por ella.
Inspecciona sus cimientos, examina los ladrillos.
¿No fueron sus ladrillos cocidos en un horno?


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73 págs. / 2 horas, 9 minutos / 3.294 visitas.

Publicado el 2 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

Beowulf

Anónimo


Poema épico


¡Oh, atended! Hemos oído recitar la gloria de los reyes de los
daneses de las lanzas en los días de antaño, y cómo estos prínci-
pes llevaron a cabo hazañas de valor. Aquel que fuera encontra-
do triste y abandonado, Scyld Scefing, expulsó a las numerosas
huestes enemigas de los bancos en los que bebían su hidromiel,
infundiendo miedo entre los hombres. Vivió para conocer tal
alegría, creciendo poderoso bajo el cielo y prosperando en ho-
nor, hasta que todo a su alrededor, más allá del mar donde
cabalga la ballena, hubo de prestarle oídos y rendirle pleitesía
—¡fue un buen rey!

Después, le nació un heredero, un niño para su corte, en-
viado por Dios para alivio del pueblo, al ver la cruda nece-
sidad que padeció durante tanto tiempo por la ausencia de
un príncipe. Por ello, el Señor de la Vida, que gobierna en
la gloria, le otorgó honores entre los hombres: afamado fue
Beow, y la gloria del heredero de Scyld en Escania se extendió
lejos y por todas partes. Así es cómo un joven hace posible,
mediante buenas acciones y regalos generosos, mientras vive
al amparo de su padre, que al llegar su momento se le unan
los leales caballeros de su tabla, y las gentes lo apoyen cuando
venga la guerra. En cualquier pueblo, son las dignas acciones
las que ennoblecen a un hombre.


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90 págs. / 2 horas, 37 minutos / 983 visitas.

Publicado el 18 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Bhagavad Gita

Anónimo


Mitología, religión


1

DHRITA-RASHTRA

1. En el campo de la verdad, en el campo de batalla de la vida, ¿qué aconteció, Sanjaya, cuando mis hijos y sus guerreros se enfrentaron a los de mi hermano Pandu?

SANJAYA

2. Cuando tu hijo Duryodhana vio los ejércitos de los hijos de Pandu, se fue hacia su maestro en el arte de la guerra y le dirigió estas palabras:

3. Contempla, oh acharya, el vasto ejército de los Pandavas dispuesto en orden de batalla por el hijo de Drupada, tu propio alumno aventajado.

4. Se divisan guerreros heroicos y potentes arqueros, tan grandes que igualan en batalla a Bhima y Arjuna: son Yuyudhana y Virata y el rey Drupada, de gran carro.

5. Y Dhrishta-ketu de firme estandarte, y Chekitana, rey de los Chedis. También se divisa al heroico rey de Kasi, y a Purujit conquistador, y a su hermano Kunti-bhoja, y a Saibya, preeminente entre los hombres.

6. A Yudhamanyu el aguerrido y a Uyyamaujas victorioso; a Saubhadra, hijo de Arjuna, y a los cinco príncipes de la reina Draupadi. Contémplalos a todos en sus carros de guerra.

7. Mas escucha seguidamente los nombres de nuestros guerreros más esforzados, comandantes de mi ejército. Los traeré a tu memoria.

8. Estás tú mismo, mi maestro en la guerra, y también Bhishma, sabio y anciano. Está Karna, hermanastro y enemigo de Arjuna; y Kripa, vencedor de batallas. Está tu propio hijo Asvatthama, y también mi hermano Vikarna. Está Saumadatti, rey de los Bahikas,

9. y muchos otros bravos guerreros dispuestos a entregar su vida por mí: todos pertrechados con múltiple armamento, todos maestros en el arte de la guerra.

10. Mas son limitadas nuestras fuerzas que comanda Bhishma. Incontables parecen sin embargo los ejércitos liderados por Bhima.

11. ¡Apostaos, pues, todos a pie firme en la línea de batalla. Defendamos a nuestro caudillo Bhishma!


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Publicado el 2 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

El Ogro y el Sufí

Anónimo


Cuento


El maestro sufí atravesaba solo una desolada región montañosa y de repente apareció frente a él un ogro, un vampiro gigante, el cual le dijo que iba a destrozarlo. El maestro dijo:

—Muy bien, prueba si quieres destrozarme, pero yo puedo vencerte, pues soy, en más sentidos de los que tú piensas, inmensamente poderoso.

—Tonterías –dijo el ogro—. Tú eres un maestro sufí interesado en cosas espirituales. Tú no puedes vencerme, pues yo cuento con la fuerza bruta, y soy treinta veces más grande que tú.

—Si deseas confrontar fuerzas, toma esta piedra y extrae líquido de ella –dijo el sufí.

Y alzó una piedra y se la entregó. El vampiro lo intentó varias veces sin obtener ningún resultado.

—Es imposible –dijo el ogro—, no hay agua en esta piedra, muéstrame tu si la hay.

Estaba casi oscuro, el maestro sufí tomó la piedra y la unió a un huevo que tenía en los bolsillos, apoyó las manos sobre la del ogro y exprimió el huevo. El vampiro—ogro quedó impresionado, porque muchos se impresionan por lo que no entienden.

—Debo pensar sobre esto, ven a mi cueva y te daré hospitalidad por esta noche.

El sufí fue con él a la cueva, que era inmensa. Se veían en ella las pertenencias de millares de victimas y era una caverna terrible. Acuéstate aquí a mi lado y duerme –dijo el ogro—, ya mañana sacaremos conclusiones.

Se acostó y se durmió inmediatamente.

El sufí presintió, lo que no era extraño viendo lo que le rodeaba, que el ogro lo traicionaría. Se levantó y se fue a cierta distancia, desde donde podía ver sin ser visto. Antes arregló la cama para que pareciera que aun estaba allí.

Entonces el ogro se despertó. Tomó un tronco y descargó siete terribles golpes al bulto en la cama. Luego se dio vuelta y siguió durmiendo.

El maestro volvió a la cama, se acostó y dijo al vampiro:


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Publicado el 4 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

Popol Vuh

Anónimo


Leyenda, Religión


Aquí comenzaremos la antigua historia llamada Quiché. Aquí escribiremos, comenzaremos el antiguo relato del principio, del origen, de todo lo que hicieron en la ciudad Quiché los hombres de las tribus Quiché. Aquí recogeremos la declaración, la manifestación, la aclaración de lo que estaba escondido, de lo que fue iluminado por los Constructores, los Formadores, los Procreadores, los Engendradores; sus nombres: Maestro Mago del Alba, Maestro Mago del Día (Gran Cerdo del Alba), Gran Tapir del Alba, Dominadores, Poderosos del Cielo, Espíritus de los Lagos, Espíritus del Mar, Los de la Verde Jadeita, Los de la Verde Copa; así decíase. Rogábase con ellos, invocábase con ellos, a los llamados Abuela, Abuelo, Antiguo Secreto, Antigua Ocultadora, Guarda Secreto, Ocultadora, Abuela que forma parte de la Pareja Mágica de Abuelos, Abuelo de la misma Pareja. Así está dicho en la historia Quiché todo lo que ellos dijeron, lo que ellos hicieron, en el alba de la vida, en el alba de la historia. Pintaremos lo que pasó antes de la Palabra de Dios, antes del Cristianismo: lo reproduciremos porque no se tiene ya más la visión del Libro del Consejo , la visión del alba de la llegada de ultramar, de nuestra vida en la sombra , la visión del alba de la vida, como se dice.


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Publicado el 28 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

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