La Resurrección del Alma
Antonio de Trueba
Cuento
I
Oye, amor mío, el cuento de La resurrección del alma...
Qué, manojito de azucenas y rosa de Alejandría, numen inspirador de los CUENTOS DE COLOR DE ROSA, ¿no te gusta el título de este cuento, que al oírle haces un desdeñoso mohín?
— No, no me gusta, porque el alma es inmortal, y allí donde no puede haber muerte no puede haber resurrección.
— ¿Y en eso nada más se fundan tus escrúpulos?
— En eso nada más.
— Pues tranquilízate, que el autor de LOS CUENTOS DE COLOR DE ROSA, tan rico de fe como pobre de inteligencia y dinero, no va a manchar la pureza de estas páginas con una impía negación. Ya sé que el alma, el soplo divino que anima nuestra frágil naturaleza, se remonta al cielo, en virtud de su inmortalidad, cuando la materia muere; pero si el alma no muere para el cielo, muere para la tierra, ausentándose de ella, y ésta es la muerte de que se trata aquí. ¿Estás ya tranquila, rosa de Abril y Mayo?
— Lo estoy en cuanto al título de tu cuento; pero ahora me inquieta el temor de que te des a la metafísica...
— Desecha, desecha ese temor también, pues jamás olvidaré que escribo para que me entienda el público español. El público español es un buen hombre que sabe leer y escribir medianamente, y... pare usted de contar.
— ¿Y cómo has averiguado eso?
— Muy fácilmente. En la escala de la sabiduría española he tomado un hombre de cada escalón; los he mezclado y reducido a polvo en mi mortero intelectual; de este polvo he formado barro; con el barro me he puesto a modelar una figura humana, y me ha resultado un hombre, bellísimo sujeto, eso sí, pero que sólo sabe leer y escribir medianamente. Pero, calla, calla, que si te eriges en catedrático Reparos, será mi cuento el de nunca acabar.
Dominio público
46 págs. / 1 hora, 21 minutos / 48 visitas.
Publicado el 26 de octubre de 2020 por Edu Robsy.