Las Siembras y las Cosechas
Antonio de Trueba
Cuento
I
Pepe y Pepa, su mujer, duermen como bienaventurados.
La luz del alba comienza á sonreir en la ventana, que Pepe dejó anoche entreabierta para que la luz pudiera asomarse á decirle:
—¡Levántate, dormilón!
Y los pájaros comienzan á cantar en los árboles del huerto:
Pío, pío—¡que ya viene el día!
Pío, pío—¡que le guarde Dios!
Pío, pío—¡qué gusto, qué gusto
ver las flores y el cielo y el sol!
Señores pájaros, hoy verán ustedes el cielo y el sol, pero lo que
es las flores... perdonen ustedes por Dios, que estamos en Noviembre.
Pepe y Pepa se levantan de puntillas para no despertar á sus hijos, que duermen en la alcoba inmediata, y mientras Pepe prepara el almuerzo á sus mulas, Pepa prepara el almuerzo á su marido.
A gloria con sal molida huelo el platito de huevos y torreznos que Pepe encuentra en la mesa á orilla del flamígero y por tanto alegre y caliente hogar.
—¡Estimando, pichona!—quiere decir á la cocinera.
Pero por no despertar á los niños, calla y obra, es decir, da á su mujer un par de besos como un par de soles, se sienta á la mesa, y á lo que estamos, tuerta.
Relinchan las mulas en la cuadra, como quien dice: «Ya hemos sacado la tripa de mal año».
Y entonces Pepe las unce; les planta sobre el yugo el arado, se echa al hombro un costal de trigo, arrea otro beso á su mujer, que le contesta con un «¡Anda, gitano!», y con las mulas delante y el pensamiento detrás, sale de la aldea en tanto que el sol despunta por los oteros de Oriente.
Allá va Pepe, allá va Pepe, caminito de la vega, cantando su amor y sus esperanzas.
La mañana está muy fresca, que los cierzos de Noviembre dicen desde la cumbre del Guadarrama:
—Siembra, siembra, que nosotros soplaremos para que el trigo caiga á la tierra limpio de polvo y paja.
Dominio público
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Publicado el 23 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.