La Cortesana del Regina
Armando Buscarini
Cuento
Dedicatoria
A Iván de Nogales,
espíritu extraordinario.
Prólogo
Querido compañero:
Repito lo que le he dicho en otras ocasiones. Hay en usted el don innato; la primera unción que hacen al poeta. Por el estudio y el trabajo que le van dando un estilo y una técnica llegará usted a la completa expresión de todos esos nobles barruntos intuitivos que hoy encienden de intermitentes chispazos generosos su prosa y sus versos.
No es un incomprendido: su alma romántica habla el lenguaje emocionado, común a todos los contempladores y adoradores de la belleza. Pero hay gentes a quienes resulta más fácil afirmar que no comprenden y desdeñar, que detenerse a comprender lo que vendrían obligados a fomentar y amparar.
Las condiciones de necesidad y miseria que ponen a prueba su tenacidad de trabajo y la viveza de su espíritu hacen doblemente meritorios sus aciertos. Y al mismo tiempo acusan de mezquino y maligno a un medio ambiente social en que el caso de usted puede hacerse crónico.
Por eso, a fuerza de estudio, trabajo y constancia, será mayor su triunfo.
Eduardo Marquina
La cortesana del Regina
I
Al aproximarse Mercedes al balcón para mirar la calle, los últimos resplandores del ocaso teñían las cumbres del Guadarrama.
Una luz bermeja, ya muy tenue, huía de la ciudad, como avergonzada de la noche, próxima a extenderse.
La estancia, con pavimento de mosaicos, de estilo moderno y primorosamente estucada, revelaba cierto aristocratismo, no exento de espiritualidad.
Los muebles, bien distribuidos, eran de color de malva, y algunos cuadros, que exornaban los muros, representaban paisajes holandeses, hechos al óleo con verdadera maestría.
En un ángulo había un armario con vajilla muy fina y algunos vasos de ámbar.
Dominio público
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Publicado el 6 de abril de 2021 por Edu Robsy.