El Vendabal
Arturo Reyes
Cuento
I
El sol que se ponía, velado por densos nubarrones, daba tristísimas claridades al panorama; el mar modulaba, al romper en la arena, á modo de roncas y tristes lamentaciones; las gaviotas regocijábanse dejándose arrebatar por el viento ligeramente huracanado.
—Ya se nos vino encima el Levante—exclamó el tío Julián el Trallero, dirigiéndose á Joseito el Anclote... al par que reanimaba con el dedo meñique el fuego de la bien curada cachimba.
Se encogió desdeñosamente de hombros Joseito y repúsole al viejo con voz sorda:
—Pos si el patrón pensara como yo, á pesar del Levante, entro é ná estaría largando al viento la vela nuestra Pastora.
—El patrón no está como tú, dejao é la mano é Dios, ni tiée las ganas que tu tiées de que te llegue el agua por encima del bichero.
—Tamién eso es verdá—exclamó, como si hablara á solas, el Anclote.
Quedaron en silencio ambos interlocutores; el tío Julián exploraba con sus ojillos grises la brumosa lejanía, arrojando continuamente por boca y nariz densos espirales de humo azulado; Joseito respiraba con fruición las rachas de viento frió que le azotaban siempre con creciente violencia.
—Oye tú, Joseito—dijo el viejo dirigiéndose á éste al par que clavaba en él sus ojoa con escrutadora expresión—conque, sigúdicen, tu prima Dolores sigue emperrá ea casarse con ese mal bolichero de Perico?
La pregunta del viejo debió obrar á modo de termocauterio en el corazón del Anclote, el cual, extremeciéndose todo, repuso tras breves instantes de vacilación, como si mordiera las palabras antes que brotaran de sus labios contraidos:
—Eso icen, que se van á casar...
—Pero á tí también te lo ha dicho la Dolores?
—A mi? A mí entoavía no me ha dicho Dolores una palabra ni yo me he atrevió á preguntárselo, tío J ulián... No me he atrevió.
Dominio público
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Publicado el 24 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.