Técnicas para Fumar Fuera de la Ley
Arturo Robsy
Cuento
La libertad también se mide en tabaco o, al menos, en la capacidad de echar humo que debe tener el hombre libre con pulmones, ese hombre libre fumador que es perseguido mientras ve cómo el consumo de todo tipo de drogas, incluidos el bingo y la TVE, está "despenalizado", lo mismo que el uso y disfrute de los tubos de escape, sin duda benéficos para el gremio del automóvil.
Cada vez son más las dependencias —oficiales y privadas— con el fatídico cartelito del cigarrillo cruzado por una barra roja o por un aspa. Y si algo hiere a un fumador es saber que no puede ejercer: las manos, como en un reflejo, se le van al tabaco y al mechero y la mente, libre y silenciosa, vuela hacia la madre del que inventó los rótulos.
Pero Dios dotó al fumador de mecanismos de alta precisión que le permiten hacer frente a la adversidad. Uno de ellos es el pensamiento lógico y, gracias a él, aquí tienen ustedes varios métodos contrastados para conseguir fumar donde no dejan:
El más elemental, pero de sorprendentes resultados, es encender el cigarrillo con toda tranquilidad. Sólo el dos por ciento de los funcionarios y alguna señora gruñona llegan a expresar una opinión desfavorable. El español, junto con las ovejas, es uno de los seres más tolerantes de la creación. Si resiste a Borrell con una sonrisa, ¿por qué no un poco de humo aromático?
Pero ese peligroso dos por ciento de funcionarios, compuesto por enfermos del estómago y del hígado y por maridos traicionados, puede entrar en acción y exigir que cese el humo. El buen fumador no debe desorientarse ni ceder a su innata cortesía:
—¿'Omo 'ice? —preguntará, imitando la brillante prosodia de los sordomudos y se llevará la mano a la oreja para dar mayor énfasis.— ¿'Asa algo?
Y se sigue fumando, diga lo que diga el funcionario, allá él con sus amígdalas.
Leer / Descargar texto 'Técnicas para Fumar Fuera de la Ley'
Licencia limitada
2 págs. / 3 minutos / 65 visitas.
Publicado el 10 de julio de 2016 por Edu Robsy.