El Beso
Arturo Robsy
Cuento
Creo que se puede explicar claramente. Existe una acción y son dos protagonistas los que la comparten. Naturalmente, también hay un lugar y una situación anterior y posterior.
Esto bastaría para aclarar de qué se trata: dos que se besan. Una pareja como las que se pueden ver en los parques, en un rincón oscuro de un "Night-Club", o en lo profundo de una playa a la hora del ocaso. Dos sobre los que no hay que poner atención ninguna por costumbre o por educación, según se quiera.
Ahora, como escritor, debo buscar una definición apropiada y brillante. ¿Qué es el beso? Algo más que una caricia. Un intento de apoderarse del alma del ser amado. Un encuentro de ilusiones y un poco de olvido para todos...
En fin: en este aspecto soy un fracaso, y el beso, por esta vez, va a quedar sin ser definido, aunque, por pundonor, voy a recurrir a una encuesta: tomo desde mi escritorio el teléfono y llamo a Pedro:
—¿Oye? Soy Arturo, Pedro: ¿quieres decirme qué es el beso?
No he reparado en la hora, de madrugada, y Pedro dice unas cuantas insensateces antes de hacerse cargo de la realidad. También está acostumbrado a mi falta de oportunidad y por eso contesta:
—Una porquería —y es que ha cenado abundantemente y toda referencia al amor le produce ardor de estómago.
Sin desfallecer, hago mi segunda llamada: es Luis quien responde, un viejo compañero de cuando el servicio en la Armada:
—El beso es el sobrante de ambición que se regala —Luis es un psicólogo. Un psicólogo oscuro y certero que comprende hacia donde apunta el subconsciente.
Le toca el turno a Rafael, el buen hombre que sueña en el coche que va a comprarse:
—Hombre... un beso es algo así como... —lo piensa un poco más— Es la esperanza que no necesita manifestarse con palabras.
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Publicado el 24 de marzo de 2019 por Edu Robsy.