Observación Directa de la Naturaleza
Arturo Robsy
Cuento
El niño
Está sentado en la alfombra y el último juego ha dejado de interesarle. Entre sus piernas, los soldaditos de goma yacen congelados en sus rígidas posturas, ya sin la elasticidad que la imaginación del niño les daba. El televisor calla, pues no es hora de programa, y el niño se aburre lentamente, a golpes que le hunden más y más en la conciencia de estar sentado y no hacer nada.
—Mamá —cuando la seguridad de que se aburre es bastante fuerte—: cuéntame un cuento.
La madre, que terminó de fregar los platos hace poco, cose sobre la mesa: se arregla los largos de una falda pasada de moda. No está de humor para cuentos ahora, pero el niño insiste.
—Cuéntame uno.
A ver... ¿Cuál? Están el de Blancanieves, el de Caperucita, el del Flautista... pero es que no tiene ganas de hablar. Por eso, quizá, recuerda lo que su padre le contaba en las mismas circunstancias:
—Érase —dice— un Rey que tenía tres hijas; las metió en tres botijas y las tapó con pez. ¿Quieres que te lo cuente otra vez?
El niño no sabe muy bien lo que ha oído. Desconfía. Si aquello es un cuento, no se siente nada satisfecho.
—¿Qué? —pregunta un poco furioso.
—Érase —responde la madre— un Rey que tenía tres hijas; las metió en tres botijas y las tapó con pez. ¿Quieres que te lo cuente otra vez?
El niño reflexiona y comprende que la madre ha olvidado la substancia del asunto. Conteniendo el enfado, decide ayudarla en la medida de lo posible:
—¿Quieres decir que el Rey mató a sus dos hijas?
—No —la madre no desea dar malos ejemplos en sus historias.
—Pero las hijas se morirían si les echó pez encima.
La mujer suspira: por quererse quitar a su hijo de encima en lugar de contarle un cuento de verdad, ahora va a purgar su culpa en forma de interminables explicaciones a pie de texto.
Leer / Descargar texto 'Observación Directa de la Naturaleza'
Licencia limitada
7 págs. / 12 minutos / 64 visitas.
Publicado el 9 de septiembre de 2020 por Edu Robsy.