Primor I
Que el héroe practique incomprensibilidades de caudal
Sea ésta la primera destreza en el arte de entendidos: medir el lugar
con su artificio. Gran treta es ostentarse al conocimiento, pero no a
la comprensión; cebar la expectación, pero nunca desengañarla del todo;
prometa más lo mucho, y la mejor acción deje siempre esperanzas de
mayores
Excuse a todos el varón culto sondarle el fondo a su caudal, si
quiere que le veneren todos. Formidable fue un río hasta que se le halló
vado, y venerado un varón hasta que se le encontró término a la
capacidad; porque ignorad a y presumida profundidad, siempre mantuvo con
el recelo el crédito
Culta propiedad fue llamar señorear al descubrir, alternando luego la
victoria sujetos; si el que comprende señorea, el que se recata nunca
cede
Compita la destreza del advertido en templarse con la curiosidad del
atento en conocerle, que suele ésta doblarse a los principios de una
tentativa
Nunca el diestro en desterrar una barra remató al primer lance; verse empeñando con uno para otro, y siempre adelantándolos
Ventajas son de este infinito envidar mucho con resto de infinidad.
Esta primera regla de grandeza advierte, si no el ser infinitos, a
parecerlo, que no es sutileza común
En este entender, ninguno escrupuleará aplausos a la cruda paradoja.
del sabio de Mitilene. Más es la mitad que el todo, porque una mitad en
alarde y otra en empeño, más es que un todo declarado
Fue jubilado can ésta como en todas las demás destrezas, aquel gran
rey primero del Nuevo Mundo, último de Aragón, si no el non plus ultra
de sus heroicos reyes
Entretenía este católico monarca, atentos siempre, a todos sus
conreyes, más con las prendas de su animo, que cada día de nuevo
brillaba, que con las nuevas coronas que ceñía
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