Portugal
Benito Pérez Galdós
Viajes
I
Lisboa, Mayo 28 de 1885
De algún tiempo a esta parte es cosa corriente entre nosotros él
interesarnos por todo lo que a Portugal se refiere. Nos espantamos de la
escasez de relaciones que entre este reino y el nuestro existen, y no
acertamos a comprender esta inmensa distancia moral, intelectual y
mercantil que nos separa. Vivimos en un mismo suelo y bajo un mismo
clima; nuestros ríos son sus ríos; nuestras lenguas son semejantes, y
sin embargo entre Portugal y España hay una barrera infranqueable.
Durante siglos, Portugal ha sido tan desconocido para los españoles como España para los portugueses. Hemos sido dos vecinos de una misma casa, separados por un tabique, y bastante huraños ambos para no cambiar una visita ni siquiera un saludo.
Ofendería la ilustración de mis lectores si esplicara las causas de este fenómeno. Bien conocidas son de cuantos han nacido en esta península o proceden de nuestra raza. No se da un paso en la historia de España sin tropezar con la de Portugal y su altiva independencia. Pero debemos declarar que habiendo cesado los motivos históricos que pudieran fomentar rivalidades entre ambos paises, la frialdad de relaciones que aún subsiste, tiene más raices en el carácter portugués que en el español, quiero decir, que aun hoy los portugueses nos quieren a nosotros menos que nosotros a ellos, y responden siempre con ecos perezosos y poco entusiastas a nuestras manifestaciones de simpatía.
Consiste esto tal vez en que su susceptibilidad nacional es más enérgica a causa de ser más débiles como nación, sin que esto quiera decir que nos las echamos de fuertes. Desde que se construyó el primer ferrocarril internacional en nuestra península, hombres eminentes de uno y otro pais han trabajado de buena fe por vencer antipatías, estrechar las distancias y aproximar moralmente las dos naciones.
Dominio público
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Publicado el 3 de junio de 2021 por Edu Robsy.