La Madrina de Lita
Carlos-Octavio Bunge
Cuento
I
Lita era una pobre niña que no podía caminar y ni siquiera tenerse en pie. Atacada a la medula por incurable enfermedad, su cintura era deforme y sufría dolores que le arrancaban diariamente quejas y lágrimas. Toda su vida parecía concentrarse en los dos grandes ojos azules que iluminaban su carita de ángel. Sentada en su sillita rodante, con un libro de estampas en la mano, fijaba esos dos ojos en su mamá, que bordaba junto a ella...
—¿Quieres que te cuente un cuento, Lita?—preguntábale la señora, acariciándole la rubia cabellera.
—No, mamá. Ya sé todos los cuentos.
Muy raro era que Lita no quisiera que le contaran un cuento, porque prefería los cuentos a las golosinas, a los juguetes y hasta a los libros de estampas. Por eso su mamá se los contaba todos los días, inventando a veces algunos muy bonitos.
Después de quedarse un rato pensativa, dijo Lita:
—Mamá, quiero que me digas quién es mi madrina...
Los padrinos de Lita habían sido sus abuelos, los padres de su mamá, y los dos murieron antes de que Lita cumpliera un año. Así es que la niña, como no llegó a conocerlos, no podía acordarse de ellos.
La mamá no quería decirle que habían muerto, porque Lita era muy impresionable. Podía pensar: «Los padrinos de mis hermanitos viven, y ellos viven y se mueven. Mis padrinos han muerto, y yo, que no puedo moverme, debo morir también.» Valía más contestarle, como otras veces, cuando hiciera la misma pregunta:
—Lita, tu madrina está de viaje.
Lita pensaba: «Es muy extraño que mi madrina esté siempre de viaje...» Pero, no atreviéndose a decir sus dudas y temores, limitábase a preguntar a su mamá:
—¿Y cómo se llama?
La mamá le contestaba:
—María—porque efectivamente «María» fue el nombre de la abuelita.
—¿Era muy buena?
—Muy buena.
—¿Me traerá muchos juguetes?
Dominio público
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Publicado el 19 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.