Textos más populares esta semana de Carmen de Burgos

Mostrando 1 a 10 de 34 textos encontrados.


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autor: Carmen de Burgos


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Puñal de Claveles

Carmen de Burgos


Novela corta


I. La primera amonestación

La tarde, de primavera, estaba llena de promesas de fecundidad. El campo ofrecía ya la plenitud de la cosecha con las mieses que comenzaban a enrubiar y mecían las espigas de granos hinchados y lucientes.

Un intenso olor a día de primavera lo envolvía todo de un modo penetrante.

Después de los días grises del invierno reseco, árido y triste, se dejaba sentir con más fuerza al despertar de la Naturaleza en pleno campo, como si se escuchasen las pulsaciones de un corazón que cobraba nueva vida con la circulación de la savia que lo reanimaba todo.

Pura apareció en la puerta del solitario cortijo, puso la mano derecha como toldo a los ojos y tendió la vista a lo largo del camino, que se extendía zigzagueando entre los declives de las montañas.

Se veía avanzar por él una burra cargada con capachos, sobre los que iba colocada una arqueta de madera. A su lado, un hombre, varilla en mano, parecía ayudarle a andar, más que arrearla, para que continuase su camino.

—No me había engañado —murmuró la joven.

Se volvió hacia el interior de la casa y llamó con voz alegre:

—¡Madre! ¡Cándida! ¡Isabel! Por ahí viene el tío Santiaguico.

Se oyó un rumor de crujientes faldas almidonadas, y otras dos jóvenes llegaron al lado de Pura, con expresión contenta y curiosa.

El buhonero que llegaba tenía fama de llevar de cortijo en cortijo las mercancías más bellas, que cambiaba por recova.

La madre apareció detrás.

—Esto es una plaga. Estas gentes no nos dejan parar. Desde que se sabe que se casa Pura parece que se han dado cita aquí.

Los perros comenzaron a ladrar y fingir furiosos ataques en dirección del lugar por donde se aproximaban el hombre y la caballería.

La voz de Pura se elevó imponiéndoles silencio.

—«¡Zaida!». «¡Sola!». ¡Aquí!


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35 págs. / 1 hora, 1 minuto / 1.182 visitas.

Publicado el 25 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

Los Anticuarios

Carmen de Burgos


Novela


I. Adelina

Antes de abrir la tienda era preciso dar un último vistazo a los géneros y ponerse todos de acuerdo acerca del precio de algunos artículos dudosos. Ellos no necesitaban dependientes, se lo arreglaban todo en familia; una familia española que llamaba la atención en el barrio por el número de hijos, y hacía exclamar a más de una madama mirando a la anticuaría española, rolliza y frescota:

—¡Oh, los españoles!

Eran ya bien conocidos en el barrio por su posición sólida y por sus excentricidades. Hacía más de diez años que habían ido a establecerse allí, abriendo aquella tiendecita, que poco a poco se había convertido en un lujoso guarda-joyas, de joyas antiguas, auténticas, cuya autenticidad abonaba, no sólo el crédito de que gozaban en el comercio, sino su condición de españoles. Eran de una tierra donde las antigüedades de mérito son comunes, hasta en las casas de los aldeanos, y donde se vendían todas, por raras que fuesen, lo mismo los recuerdos de antepasados que las reliquias de los templos.

Entre la familia se lo podían arreglar todo, hasta los hijos pequeños entendían ya de antigüedades y desdeñaban las telas de moda y los juguetes de novedad, porque no tenían carácter.

Una vez todo listo, el hijo mayor procedió a levantar las persianas de metal que cubrían las puertas; se le dio la última mano a los dos escaparates, verdaderas vitrinas de museo, y la tiendecita, limpia y recompuesta, recibió la caricia del aire húmedo del boulevard, cuyo piso tenía reflejos de cristal empañado. Adelina vino a ocupar su puesto, no detrás, sino delante del mostrador, cerca de la pequeña estufa que caldeaba la tienda, y mientras esperaba la llegada de los parroquianos, —que para este ramo no suelen ser muy madrugadores— abrió un cajón de telas y empezó a separar los diversos géneros.


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217 págs. / 6 horas, 20 minutos / 283 visitas.

Publicado el 26 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

Quiero Vivir mi Vida

Carmen de Burgos


Novela


Dedicatoria

Ofrenda al ilustre doctor Marañón, que de modo tan competente, sereno y noble, ha estudiado la intersexualidad, iluminando este problema con luces de ciencia y de piedad.

Carmen de Burgos.

Prólogo

Breve ensayo sobre el sentido de los celos,
Por Gregorio Marañón

Carmen de Burgos, atenta siempre a los progresos del pensamiento, ha escrito una novela en la que desarrolla un conflicto de la psicología y del instinto de la mayor modernidad, de un interés actual apasionante, En la literatura clásica, los hombres y las mujeres representaban, cada cual, un tipo de pasión sostenida y única: Otelo, era los celos; Hamlet, la duda; Don Quijote, la generosidad suprahumana a fuerza de ser radicalmente humana (obsérvese la coincidencia final de Don Quijote con los místicos, y sin embargo, la divergencia total de sus raíces respectivas); Werther, esa pasión sexual, sin escape hacia el sensualismo pagano, que caracterizó al romanticismo; y así sucesivamente.


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Dominio público
196 págs. / 5 horas, 44 minutos / 688 visitas.

Publicado el 26 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

Amadís

Carmen de Burgos


Novela, novela de caballerías


Prólogo a la novela del muy esforzado y virtuoso caballero Amadís de Gaula

Amadís, vuelve a salir al palenque, en buen hora, por cierto. Hace falta que el esforzado y virtuoso caballero cabalgue y lidie descomunal batalla en pro de los ideales del romanticismo, derrotados y maltrechos, aprovechando un momento en que la ansiedad espiritualista se deja sentir, en una gran parte de la sociedad moderna; como en campo, largo tiempo reseco y sin lluvia, se advierte la sed que lo abrasa y lo consume. Amadís no ha muerto. El pequeño lays de su primitiva tradición, que, como el Doncel del Mar cruzó las aguas, se fortaleció en el combate y en el ejercicio del amor y de la justicia, para ser, como ellos, inmortal.

Tal se prolonga la vida de Amadís, al través de la tradición, que, a los dos libros primeros que se conocen, siguen luego otros dos y de ellos, como de robusto tronco, continúan floreciendo hijuelas, hasta llegar al octavo, en el que Juan Díaz, bachiller en cánones, se atrevió en 1526, a matar al héroe, tan amado de sus lectores que algunos hicieron duelo y llevaron luto por su muerte, como si de un personaje real se tratase.

Sin embargo, Amadís no ha muerto; parece que ha estado en alguna nueva prisión o nuevo encantamiento, porque lo vemos aparecer en 1535 redivivo, en un noveno libro debido a la torpe pluma de Feliciano de Silva.

Y sigue viviendo el esforzado paladín a través de las aventuras de todos los descendientes de Esplandián, D. Florisando y demás héroes anteriores a su resurrección: D. Silves de la Selva, Esferamundi, etc., hasta llegar a la décimacuarta continuación, que menciona D. Pascual de Gayangos, en su «Catálogo de los Libros de Caballerías» por referencia de Nicolás Antonio.


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237 págs. / 6 horas, 55 minutos / 193 visitas.

Publicado el 14 de septiembre de 2021 por Edu Robsy.

El Perseguidor

Carmen de Burgos


Novela corta


I

Aquella Nochebuena traía hacia Matilde todas las nostalgias del recuerdo. No podía sustraerse a la evocación de los aniversarios; tan fuertemente grabados en nosotros. Su espíritu, acostumbrado a pasar con ligereza de una impresión a otra, ávido de sensaciones y de emociones nuevas, parecía complacerse ahora en retrotraerse, hurtarse a lo real, para soñar con aquéllos: «en tal día como hoy», que le traían a la memoria escenas patriarcales de su vida española. Las fiestas de familia del hogar paterno, en una cortijada andaluza donde pasó sus primeros años. Su padre, cazador impenitente, los condenaba a pasar allí diciembre y enero, para gozar la época del celo del macho y cazar las perdices con reclamo.

Veía hacer con pena todos los preparativos para dejar la casa de Córdoba y enterrarse en aquel cortijo de la sierra. Aquellos viajes eran de las impresiones más fuertemente grabadas en su alma, Unos viajes tristes, una caravana que cruzaba los parajes más escuetos y desolados de la sierra, sobre mulos y burros aparejados con aguaderas y silletas, sobre los que iban: ella, su madre y los criados; todos rodeados de bultos de ropa, de provisiones, de objetos que embarazaban más la marcha. Alguna pobre sirviente pasaba todo el camino sin soltar de la mano la jaula del loro o el objeto frágil que se le confiaba. Un viaje de ocho horas, por el campo reseco, desolado, cansados todos, sin hablar unos con otros; los muleros pinchando a las bestias para hacerles andar, sin más descanso que la parada en la venta para darles agua y para comer todos.

Los manjares habían tomado un gusto enmohecido siempre, un gusto a camino; una cosa reseca que le impedía comer los pollos fritos, la tortilla y el jamón como si hubieran perdido su condición apetitosa para hacérsele insoportables; el vino tenía gusto a pez, y el agua de aljibe resultaba amargosa y dura.


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32 págs. / 56 minutos / 275 visitas.

Publicado el 14 de mayo de 2019 por Edu Robsy.

Confidencias

Carmen de Burgos


Novela corta


8 Julio.

Mi marido es tan bueno, que no hallaría placer en engañarlo, y, sin embargo, merecería que lo engañase por esta indiferencia que su ilimitada confianza en mí le hace tener. Está tan persuadido de que le amo que aunque yo le dijese lo contrario, no lo creería. Lo que me hace respetarle más es el verlo tan feliz. Respeto su felicidad... Además, ¿valdrá alguno de los otros más que él? No lo sé; pero la prueba es muy arriesgada. No creo capaz a ninguno de mantener muchos años la ilusión; es más difícil conservar que conquistar. Indudablemente, al marido le conservamos mejor. ¡Hay tantas celadas en el hogar! Cuando se observan los pequeños gustos, y se cultiva el egoísmo, se tiene mucho conseguido. A veces un marido piensa con cariño en su esposa, sueña con el descanso y la felicidad que experimenta a su lado, y no se da cuenta de que ella lo ha acostumbrado a ponerse las zapatillas. ¡Está tan a gusto en zapatillas! Además, el marido que se cansa respeta...; los otros... Tengo demasiado orgullo para hacer la prueba..., y, sin embargo, hay tentaciones. Elena me decía que el encanto de los amores está en la caída... Ella está radiante, feliz, satisfecha, y debe haber tenido muchas caídas... Decididamente, esta soledad entre el campo y el mar no es buena consejera para mí. Felipe ha hecho mal en dejarme venir sola. Pero no había otro remedio para satisfacer mi capricho. Él tiene que trabajar. Es preciso dejarle que trabaje... ¡Pobrecillo, ahora estará haciendo números en aquellos libros tan grandes! ¡Qué cosa más terrible son los números! Tan pocos, y capaces de tantas combinaciones. Él también está solo... No sé por qué, me acuerdo con inquietud de la señorita mecanógrafa. Son molestas esas señoritas mecanógrafas. Hay en cada una de ellas la amante posible del dueño de la casa o la novia que se casa con el primer dependiente.


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36 págs. / 1 hora, 3 minutos / 190 visitas.

Publicado el 15 de septiembre de 2020 por Edu Robsy.

La Malcasada

Carmen de Burgos


Novela


I. ¡Biznagas! ¡Biznagas!

Llegaban las alegres voces de la calle hasta el gabinete de Dolores, de un modo inusitado, en aquel ambiente de ordinario pesante y silencioso.

Los días de feria eran como un despertar, un estallido de vida, de la ciudad toda. Era la época de esplendor, en la que acudían los bañistas de todos los lugares del interior, de Guadix y de Granada, atraídos por el encanto del mar. Venían también los ricos cosecheros de uva de los pueblos del río; los prestamistas, que adelantaban dinero sobre las cosechas y recibían en esa fecha sus réditos; las gentes del campo y de la vega, con las bolsas recién llenas del producto de la venta de cereales y ganados: acudían todos a pertrecharse de los objetos necesarios para su año y especialmente con la esperanza de hallar alguna ganga en la feria de animales, donde gitanos y chalanes de toda la comarca conducían las bestias de labor para ponerlas en venta.

Se podía afirmar que el día 15 de Agosto era día de fin de año y comienzo de un año nuevo en la provincia. La Asunción de la Virgen marcaba una época decisiva, y la ciudad se engalanaba para celebrar la fiesta de la Patraña, bajo la advocación de la Virgen del Mar. Todos los contratos de ventas y compras al fiado se hacían siempre señalando para fecha de su vencimiento el día de la Virgen; pero cuando las cosechas no ayudaban, no podía cumplirse lo pactado y se necesitaba un aplazamiento. Debido a esto, la Virgen de Agosto, tenía el remoquete de la Virgen de los Embusteros.

Era el día de la procesión, y Dolores se vestía lentamente, perezosa, sin gana, el traje de crespón brochado que acababa de recibir de Madrid. Estaba obligada a no faltar a la fiesta y le molestaba ya despertar del amodorramiento que le producía la ciudad. Encontraba ridículo engalanarse para ir a los sitios de siempre, con las personas que se veían todos los días.


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186 págs. / 5 horas, 26 minutos / 849 visitas.

Publicado el 26 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

Cuentos de Colombine

Carmen de Burgos


Cuentos, Novelas cortas, Colección


Un momento...

Colombine revé, surprise
de sentir un coeur dans le brise
et d'entendre en son coeur des voix.

P. Verlaine, Fétes galantes.—Pantomime.


Dícenme que Colombine está encaprichada con la flor de la melancolía, como antes con aquella amapola congestionada de risa; y que, por milagro de los días lluviosos, ha puesto palabras á la pantomima de la vida.

Y dícenme también que una muy hermosa artista se ha encontrado tan impensadas palabras y las ha hermanado en joyas de cuento.

El pretérito me ha cegado como una lumbrada de sol y me ha cegado como un torbellino de humo negro. Que en mí el dolor y el amor encontraron un nido donde cantar y donde ahogarse el silencio con lágrimas.

¡Colombine seria! ¡Colombine buscándose el corazón! ¿Verdad que es peregrino suceso este de una frivola despreocupación que se detiene en el camino de locura y piensa el por qué de los hechos inrazonados?

Bien curado del desequilibrio de amar, ahora soy un orondo burgués que sueña entre expedientes y ya no viste de blanco el pecho roto ni la cara de muecas. Están muy lejos el bueno de Casandro, Leandro el fatuo y aquella Pierreta bobalicona... y sobre todo mi Enemigo, en cuyo traje de mil colores, tú, Colombine, habías encontrado un espejo.

Sin embargo —clarín en oído de veterano—, el anuncio de que Colombine se ha puesto seria me ha enlutado de tristeza, y mi vida, semejante á día de niebla, ha tenido un loco desgarrón azul.


* * *


Ya no es sólo juicio de rumores. He leído.

Toda la mujer vibra y se desmaya y ríe y se enamora del sol y se duerme vestida de luna en este libro que ha recordado Colombine y ha orificado una artista que sabe de sufrir y de soñar y también de los disfraternos horizontes.


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198 págs. / 5 horas, 47 minutos / 390 visitas.

Publicado el 31 de agosto de 2020 por Edu Robsy.

La Mujer Fantástica

Carmen de Burgos


Novela


I. Las amiguitas

Las tres jóvenes acogieron a Andrés con exclamaciones de júbilo.

—¡Qué suerte que vengas!

—¡Qué alegría!

—¡Siempre eres oportuno!

Andrés se caló el monóculo y alzando un poco la barbilla les dirigió esa mirada de ave desconfiada que da el cristal, y la fué deteniendo, lentamente, de una en otra.

Las tres eran bonitas, graciosas; parecían tres damitas del Segundo Imperio, escapadas de un cuadro de Winterhalter.

—¿De veras que os da tanta alegría verme?

—Mucha...—repuso Clotilde, que parecía la más joven y bulliciosa de las tres—. Figúrate que estábamos citadas con Enriqueta y sus hermanos para salir juntos, y de pronto hemos recibido una carta de Elena D'Aurenville, anunciándonos que viene a pasar la tarde con nosotras.

Andrés, sin alarmarse por la gravedad del caso que le referían, se arrellanó en el sofá, y preguntó:

—¿Quién es esa señorita?

—Una francesita que ha traído una carta de la señora Renyer.

—Pues no veo nada de particular en que venga a veros.

—Sí... pero ya ves... tenemos que salir.

—Puede ir con vosotras.

Las tres hermanas se miraron desconcertadas, y Susana exclamó:

—¡Dios nos libre! Es tonta de capirote para tener que aguantarla toda la tarde.

—Pero si viene recomendada a vosotras...

—Ya la invitó mamá a comer el sábado... y ojalá no lo hubiera hecho.

—¡Se toma unas confianzas!

—Nos aguaría la tarde si viniera hoy.

—¡Seguramente!

—Como que se pone sentimental con Alejandro...

—¿Pero qué queréis que yo haga?

—Que te la lleves, querido tío, que te la lleves.

—¿Dónde diablos me la voy a llevar?

—A dar un paseo, al teatro. Donde quieras...

—¿Pero por qué?


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146 págs. / 4 horas, 16 minutos / 302 visitas.

Publicado el 21 de agosto de 2020 por Edu Robsy.

La Ciudad Encantada

Carmen de Burgos


Cuento


I

Comenzaba a despuntar el día en el valle, donde aquellas ocho o diez casuchas eran como una escuadrilla de lanchas perdidas entre el oleaje del océano, así de solas, de apartadas de todo estaban entre las ondulaciones del terreno.

Desde la ciudad hasta allí corría la carretera, cuasi intransitable, encajonada en la garganta de dos montañas, junto al lecho del río. siguiendo la misma linea curva, llena de recovecos, que habían tenido que seguir las aguas para caminar por las sinuosidades del terreno.

Al llegar allí se abría el campo en un horizonte amplio, formando una O inmensa, encerrado por las altas montañas que lo rodeaban.

Agosto, época de sazón de la Naturaleza, cuando los árboles y las viñas dan fruto, la tierra mieses doradas y en los bancales maduran las hortalizas con ese olor de maternidad que impregna el aire, no se notaba allí apenas.

Terreno pedregoso, roquizo, reseco, a pesar de los ríos. Las cebadas y los centenos eran entecos, y el monte producía sólo hierbas olorosas y maderas.

Con las primeras piadas de los pájaros y los primeros resplandores del alba, el lugarcillo se puso en movimiento.

Salieron los hombres en mangas de camisa, despeinados y soñolientos, con prolongados bostezos, a las puertas de las casas, y la primera mirada fué para el cielo, como gente que sabe leer en él la hora y el tiempo.

Aquel rosa fuerte que aureolaba el horizonte, indicaba un calor asfixiante.

Como respondiendo a esta idea, un viejo, que se había asomado a la puerta de la casa más grande del lugar, y que parecía la más lujosa, dijo:

—¡Y van a venir hoy excursionistas para la Ciudad encantada!

—No sabemos si vendrán por aquí o por Villajoyosa, padre —repuso un joven.

—Por aquí pasaron las caballerías con los avíos de la comida —añadió un muchachote—; pero seguramente se van por el otro lado nada nos han dicho.


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Dominio público
30 págs. / 53 minutos / 231 visitas.

Publicado el 5 de abril de 2021 por Edu Robsy.

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