Dedicatoria
Novela dedicada a la inteligente y bella dama Carmen Romero Rubio de Díaz
Concepción Gimeno de Flaquer
I
Era una mañana primaveral: la perla de las Antillas despertaba del
letargo nocturno; los pájaros cantaban como solo cantan bajo el risueño
cielo tropical, las flores exuberantes de vida alzaban erguidas sus
corolas sacudiendo el brillante aljófar de sus pétalos; la naturaleza
entera parecía entonar un himno al Creador.
En elegante casa situada en una de las principales calles de La
Habana y tras ancha ventana de un cuarto bajo, veíase medio oculta por
el encaje de las cortinas a una bella joven sentada ante una mesita
escribiendo con gran rapidez, cual si la dominara febril agitación. A
través de su despejada frente, se adivinaba el tumulto de sus ideas
librando extraño combate. Un espiritista la hubiera supuesto medium inspirado.
La poética figura de la joven despertaba grandes ilusiones: esbelta,
pálida como un rayo de luna, adornada de abundoso cabello negro, y con
grandes y rasgados ojos árabes en los que ardía la llama de la
inteligencia iluminando la melancólica expresión de un correcto rostro,
su aspecto era fascinador, podía considerarse como la representación de
la materia espiritualizada.
En la casa reinaba profundo silencio, pues la mayor parte de sus
moradores se hallaban en brazos de Morfeo. Veamos lo que contienen las
páginas escritas por la interesante joven, con gran exaltación.
Habana, 27 de marzo de 1860. Sr. D. Alberto Laplana.
Respetable doctor: gracias mil por su bondadosa deferencia al
permitirme la dicha de conversar con usted por medio de estas páginas.
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