El Maestro Martín y sus Mancebos
E.T.A. Hoffmann
Cuento
Sin duda has experimentado alguna vez, lector querido, una indefinible melancolía, al recorrer una ciudad, cubierta de monumentos del antiguo arte alemán, los cuales atestiguan con muda y elocuente voz los esplendores, la heroica perseverancia y toda la historia de unos tiempos que ya no existen. Una ciudad de esas no te ha producido el mismo efecto que una casa abandonada? Encima de la mesa se ostenta todavía el libro de rezo que abrió el jefe de la familia: cuelga de las paredes la preciosa tapicería elaborada por la dueña de la casa, y están llenos los armarios de ricos utensilios, que fueron el regalo de la familia en las más solemnes festividades. Parece que uno de los habitantes de esta morada va á recibirte y á ofrecerte cordial hospitalidad; paro en vano esperas á aquellos á quienes el tiempo ha arrastrado consigo en sus rápidos ó incesantes embates. Ya no te queda más que dejarte mecer por los dulces ensueños que brotan de tantos recuerdos de los antiguos huéspedes, los cuales te hablan con un lenguaje tan puro y sensible, que te conmueve hasta en lo más hondo del espíritu. Entonces comprendes el sentido íntimo de sus obras, pues vives en su tiempo, y contemplas la fuente de sus inspiraciones.
Pero, ay! suele ocurrir que en el momento en que crees abarcar tan risueñas imágenes, éstas desaparecen perseguidas por los rumores del día que despierta, elevándose entre la tenue bruma de la mañana, y dejándote arrasados los ojos en lágrimas, sus primeros y pálidos reflejos. Entonces el rudo contacto de la vida real te arrebata la visión que te halagaba, dejándote sólo las huellas de un vehemente deseo que agita toda tu naturaleza.
Dominio público
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Publicado el 24 de octubre de 2021 por Edu Robsy.