El Pequeño Patriota Paduano
Edmundo de Amicis
Cuento infantil
No seré un soldado cobarde, no; pero iría con más gusto a la escuela si
el maestro nos refiriese todos los días un cuento como el de esta
mañana. Todos los meses, dice, nos contará uno: nos lo dará escrito, y
será siempre el relato de una acción buena y verdadera, llevada a cabo
por un niño. El pequeño patriota paduano
se llama el de hoy. Helo aquí: “Un naviero francés partió de Barcelona,
ciudad de España, para Génova, llevando a bordo franceses, italianos,
españoles y suizos. Había, entre otros, un chico de once años, solo, mal
vestido, que estaba siempre aislado como animal salvaje, mirando a
todos de reojo. Y tenía razón para mirar a todos así. Hacía dos años que
su padre y su madre, labradores de los alrededores de Padua, le habían
vendido al jefe de cierta compañía de titiriteros, el cual, después de
haberle enseñado a hacer varios juegos a fuerza de puñetazos, puntapiés y
ayunos, le había llevado a través de Francia y España, pegándole
siempre y no quitándole nunca el hambre. Llegado a Barcelona, y no
pudiendo soportar ya los golpes y el ayuno, reducido a un estado que
inspiraba lástima, se escapó de su carcelero y corrió a pedir protección
al cónsul de Italia, el cual, compadecido, le había embarcado en aquel
bajel, dándole una carta para el alcalde de Génova, que debía enviarlo a
sus padres, a los padres que lo habían vendido como vil bestia. El
pobre muchacho estaba lacerado y enfermucho. Le habían dado billete de
segunda clase. Todos le miraban, algunos le preguntaban; pero él no
respondía, y parecía que odiaba a todos: ¡tanto le habían irritado y
entristecido las privaciones y los golpes! Al fin tres viajeros, a
fuerza de insistencia en sus preguntas, consiguieron hacerle hablar, y
en pocas palabras, toscamente dichas, mezcla de español, de francés y de
italiano, les contó su historia.
Dominio público
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Publicado el 7 de mayo de 2024 por Edu Robsy.