El Gemelo
Emilia Pardo Bazán
Cuento
La condesa de Noroña, al recibir y leer la apremiante esquela de invitación, hizo un movimiento de contrariedad. ¡Tanto tiempo que no asistía a las fiestas! Desde la muerte de su esposo: dos años y medio, entre luto y alivio. Parte por tristeza verdadera, parte por comodidad, se había habituado a no salir de noche, a recogerse temprano, a no vestirse y a prescindir del mundo y sus pompas, concentrándose en el amor maternal, en Diego, su adorado hijo único. Sin embargo, no hay regla sin excepción: se trataba de la boda de Carlota, la sobrina predilecta, la ahijada… No cabía negarse.
«Y lo peor es que han adelantado el día —pensó—. Se casan el dieciséis… Estamos a diez… Veremos si mañana Pastiche me saca de este apuro. En una semana bien puede armar sobre raso gris o violeta mis encajes. Yo no exijo muchos perifollos. Con los encajes y mis joyas…».
Tocó un golpe en el timbre y, pasados algunos minutos, acudió la doncella.
—¿Qué estabas haciendo? —preguntó la condesa, impaciente.
—Ayudaba a Gregorio a buscar una cosa que se le ha perdido al señorito.
—Y ¿qué cosa es ésa?
—Un gemelo de los puños. Uno de los de granate que la señora condesa le regaló hace un mes.
—¡Válgame Dios! ¡Qué chicos! ¡Perder ya ese gemelo, tan precioso y tan original como era! No los hay así en Madrid. ¡Bueno! Ya seguiréis buscando; ahora tráete del armario mayor mis Chantillíes, los volantes y la berta. No sé en qué estante los habré colocado. Registra.
Dominio público
4 págs. / 7 minutos / 78 visitas.
Publicado el 27 de febrero de 2021 por Edu Robsy.