Fiebre de Análisis
Emilio Bobadilla
Cuento
I
Mi novia, ¿era buena ó era mala?
Á juzgar por lo que yo había observado (en el supuesto de que pueda observar quien ama) mucho había de verdad aparente en lo que de ella se decía, en son de censura. Y sin embargo, la amaba cada vez más. Aquellas calumnias (ó lo que fuesen) despertaban en mi espíritu un odio entreverado de amor punzante. Me perdía en abstrusos análisis psicológicos en los que entraban por mucho mis preocupaciones, mis cavilosidades de hombre sensual.
Las cosas que yo había oído con aparente frialdad, atentatorias á su honor, me entraban en el corazón como una náusea, me inspiraban un rencor taciturno, uno de cuyos factores era el papel ridículo que á mis propios ojos hacía, dejándome arrastrar por una pasión que yo juzgaba indigna de mi.
Al propio tiempo que tales desabrimientos, experimentaba un cosquilleo placentero, allá en lo profundo de mi corazón; un anhelo de besar, con besos que terminasen en mordiscos, á la mujer en quien la maledicencia clavaba las uñas.
—Es hermosa—decían;—pero ligera de cascos, si las hay. ¡Y qué ideas las suyas! Es partidaria del amor libre... y ¡lee á Zola! Es más: no tiene pizca de religión, no cree en Dios ni en el diablo. Crea usted, amigo mío—añadían, sin sospechar que yo llevaba relaciones con ella—mujer de semejante catadura no puede ser buena...
Mi primer impulso era estrangular á quien tales cosas pensaba; pero pronto pasaba la ola de mi enojo, y mostraba vivos deseos de seguir oyendo lo que tan mal me sabía.
Por la noche, cuando iba á su casa, me desataba en denuestos y la culpaba de todo lo que me habían contado, con más, lo que mi imaginación había forjado en su exaltación febril.
Dominio público
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Publicado el 14 de septiembre de 2021 por Edu Robsy.