A Través del Atlántico en Globo
Emilio Salgari
Novela
I. UNA SORPRESA DE LA POLICÍA CANADIENSE
—¡Hurra! —rugían diez mil voces.
—¡Viva el Washington!
—¡Hurra por Sir Kelly!
—¿Hay quien acepte una apuesta de mil dólares?
—¿Está usted loco, Paddy? Si apuesta usted, perderá. Yo se lo garantizo.
—¡Doscientas libras esterlinas! —gritó otra voz.
—¿Quién las arriesga?
—¿Por qué?
—Por el éxito de la travesía.
—¡Otro insensato! ¿Tiene usted sobra de dinero para tirarlo así, al mar, Sir Holliday?
—Nada de tirar. Ganaré. Kelly atravesará el océano y descenderá en Inglaterra.
—No; en España —gritó otro.
—¡En España o en Inglaterra, lo mismo da! ¿Quién apuesta doscientas libras?
—¡Mire usted que las va a perder! ¡Que el globo estallará en el aire!
—Y luego se hundirá en el océano.
—Kelly está loco.
—No; está cansado de vivir.
—Ni una cosa ni otra; es un valiente. ¡Hurra por Kelly!
—¡Viva el Washington!
—¡Mil dólares a que perece ahogado!
—¡Dos mil a que su aerostato estalla sobre nuestras cabezas!
—¡Cien libras a que se estrella contra la playa!
—¡Mil a que consigue atravesar el Atlántico!
—¿Las apuesta usted?
—¡Sí!…
—¡No!… ¡Estáis locos!
—¡Hurra por Kelly! ¡Hurra!
Estos diálogos, aquellas exclamaciones, tales apuestas, a cual más extravagantes, cruzábanse en todos sentidos y brotaban por doquier. Yanquis, canadienses e ingleses porfiaban con análoga furia; por todas partes corrían libras y dólares mientras la muchedumbre se agitaba, se empujaba, se agolpaba y se aplastaba contra un vasto recinto, atropellando a los policemen que ya no podían contenerla, y eso que no economizaban los mazazos, que caían como granizo sobre los más impacientes…
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Publicado el 22 de febrero de 2017 por Edu Robsy.