El Anacronópete
Enrique Gaspar y Rimbau
Novela
Capítulo I
En el que se prueba que ADELANTE no es la divisa del progreso
París, foco de la animación, centro del movimiento, núcleo del
bullicio, presentaba aquel día un aspecto insólito. No era el ordenado
desfile de nacionales y extranjeros dirigiéndose a la exposición del
Campo de Marte ya para satisfacer la profana curiosidad, ya para
estudiar técnicamente los progresos de la ciencia y de la industria.
Mucho menos reflejaban aquellas fisonomías la alegre satisfacción con
que los habitantes de la antigua Lutecia corren anualmente a ver
disputar el gran premio en el concurso hípico destrozando palabras
inglesas y luciendo trajes y trenes, capaz cada uno de satisfacer el
precio del handicap y de saldar todos juntos la deuda flotante de algún Estado.
Verdad es que aunque época de certamen universal, pues desfilaba el año de 1878, no lo era de carreras, pues no iban transcurridos más que diez días del mes de julio. Además no había vaivén; es decir que no acontecía lo que en aquellos casos, que la gente que se divierte se cruza en opuesta dirección con la que trabaja o huelga. Todos seguían el mismo rumbo llevando impresa en la mirada la huella del asombro. Las tiendas estaban cerradas, los trenes de los cuatro puntos cardinales vomitaban viajeros que asaltando ómnibus y fiacres no tenían más que un grito: «¡Al Trocadero!»
Dominio público
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Publicado el 14 de junio de 2020 por Edu Robsy.