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autor: Fernán Caballero textos disponibles


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Clemencia

Fernán Caballero


Novela


Carta a mi lector de las Batuecas

Mi muy querido lector:

Supongo que te acordarás de que me has escrito: cartas como las tuyas no las olvida el que las escribe y mucho menos el que las lee.

No me has dicho tu nombre; pero no por eso dejas de ser mi simpático amigo, pues como dice un refrán, el nombre, ni quita ni pone. Además, podría suceder que si me lo dijeses, me quedase tan adelantado como antes de saberlo, pues es dable que sea tu nombre tan desconocido como lo es el de Fernán Caballero, por lo cual ha tenido el pobrecito que sufrir el desaire de ver a las gentes empeñarse en que no es legítimo, y sí hijo de la cuna. ¡Ojalá me llamase Tostado! Este nombre al menos, aunque no muy bonito que digamos, no tendría el inconveniente de ser incompatible con la pluma. ¿Quieres creer que un escritor de los buenos, de los de fuiste, de los sonados, como decimos por acá, ha escrito a Andalucía para saber si Fernán era Fernán, o si era quizás Luis Napoleón, Kossuth o Lola Montes? Y eso que dicho escritor ha escrito con el nombre de un fraile, y Fernán ha tenido la buena fe de tenerlo por tal; y aun hoy día existe para él ese fraile, sin que por eso deje de existir además un historiador de gran mérito y nombradía. Y sábete que no ha sido él solo entre la aristocracia literaria quien se ha empeñado en que yo no soy yo: esto ha sido a punto que han llegado a aturrullarme y hacerme dudar de si existo o no. Mi cocinera, a quien ya conoces, estaba muy inquieta viéndome de continuo pasear agitado por mi gabinete, declamando en lúgubre acento el monólogo de Hamlet: To be, or not to be, that is the question.

—Señor —me decía—, el almuerzo.

—Ser o no ser, esa es la cuestión —contestaba yo.

—Señor —la comida.

—Ser o no ser...


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Dominio público
318 págs. / 9 horas, 17 minutos / 277 visitas.

Publicado el 27 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

La Maldición Materna

Fernán Caballero


Cuento


Vamos a referir un hecho cierto, sin nombrar el lugar en que sucedió ni las personas a quienes acaeció, trasladando el hecho a otro punto y dando otros nombres a las personas que en él actúan.

Lo que nos mueve a darle publicidad es el considerar el poco o ningún aprecio que se hace, y la solemnidad que ha perdido hoy día, tanto la bendición como la maldición paternas. Verdad es que no puede esto extrañarse, en vista de la influencia que necesariamente deben ejercer en el espíritu de un siglo en el que la indiferencia religiosa de los gobiernos y asambleas gubernativas (que son los tutores de los pueblos) han permitido a los hombres de talento predicar la abolición de la familia, negar la divinidad del Redentor y ensañarse descaradamente contra su Iglesia, de la que dice el sabio Augusto Nicolás «que es Dios reconocido y servido por la humanidad, siendo la revolución la humanidad emancipada de Dios, revolucionada contra Dios, atacando a Dios».

Y, no obstante, se ven y se tocan los efectos de la maldición paterna, y más generalmente en el pueblo; lo uno porque siendo éste más enérgico y menos contenido que las clases cultas, la lanza siempre que la cree merecida; lo otro porque el pueblo es franco, y cuenta y deja contar lo que le acontece, y con más razón si en los sucesos reconoce la inmediata intervención divina, para que sirvan de lección o de escarmiento.

La hermosa y robusta fe del pueblo español —y quien dice fe dice religiosidad, porque sin fe no puede haber ninguna clase de religiosidad ni tampoco sentido común— respeta y tiene en tanto el poder de una maldición o anatema dimanada de la autoridad espiritual, que unida a su sentido poético, lo extiende hasta sobre lo inanimado. De esto hemos traído una prueba en el prefacio de la colección de cuentos y poesías populares, en el siguiente relato:


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Dominio público
13 págs. / 24 minutos / 112 visitas.

Publicado el 12 de mayo de 2019 por Edu Robsy.

Los Pobres Perros Abandonados

Fernán Caballero


Cuento


Hace pocos días que los diarios de Sevilla referían sin comentarios, y como cosa meramente curiosa, pero no conmovedora, el que, habiendo entrado un viajero en el tren del ferrocarril de Córdoba a Sevilla, y no habiendo querido o podido pagar la cuota designada para traer los perros en la jaula destinada a este objeto, abandonó al suyo, y que este apegado animal fue siguiendo al tren en su vertiginosa carrera. Llagaba poco después que él a las estaciones, en que caía jadeante y rendido, y cuando el tren se volvía a poner en marcha, emprendía de nuevo su inconcebible carrera para seguir a su ingrato amo. ¿Es creíble que ni su amo ni ninguno de los pasajeros se moviesen a pagar la corta cantidad que habría aliviado al infeliz animal de la angustia que sentía y del tormento que se daba?


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Dominio público
7 págs. / 13 minutos / 132 visitas.

Publicado el 2 de enero de 2019 por Edu Robsy.

La Mitología Contada a los Niños e Historia de los Grandes Hombres de la Grecia

Fernán Caballero


Mitología, Historia, Filosofía


Prólogo de los editores

Aun cuando es cierto que la musa de las mentiras ha sido derrotada por la musa de las verdades, según la hermosa frase de Chateaubriand, y que por lo mismo las bellezas del Cristianismo han oscurecido y desterrado casi por completo la Mitología del campo de la poesía y de las bellas artes, no lo es menos que el conocimiento de las falsas deidades del Paganismo y de sus héroes o semidioses es indispensable para estudiar con provecho la historia de los grandes pueblos de la antigüedad, en particular del griego, tan fecundo en esclarecidos hechos, como portentoso en sus producciones artísticas y literarias, admirables por su originalidad, por su perfección y belleza.

Dar a conocer la Mitología a los niños, es prepararles para que puedan comprender, gozar y admirar las obras que nos legaron como modelos de buen gusto los sublimes genios que brotaron de Grecia y Roma.


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Dominio público
99 págs. / 2 horas, 53 minutos / 527 visitas.

Publicado el 7 de enero de 2019 por Edu Robsy.

La Gaviota

Fernán Caballero


Novela


Prólogo

Apenas puede aspirar esta obrilla a los honores de la novela. La sencillez de su intriga y la verdad de sus pormenores no han costado grandes esfuerzos a la imaginación. Para escribirla, no ha sido preciso más que recopilar y copiar.

Y, en verdad, no nos hemos propuesto componer una novela, sino dar una idea exacta, verdadera y genuina de España, y especialmente del estado actual de su sociedad, del modo de opinar de sus habitantes, de su índole, aficiones y costumbres. Escribimos un ensayo sobre la vida íntima del pueblo español, su lenguaje, creencias, cuentos y tradiciones. La parte que pudiera llamarse novela sirve de marco a este vasto cuadro, que no hemos hecho más que bosquejar.

Al trazar este bosquejo, sólo hemos procurado dar a conocer lo natural y lo exacto, que son, a nuestro parecer, las condiciones más esenciales de una novela de costumbres. Así es, que en vano se buscarán en estas páginas caracteres perfectos, ni malvados de primer orden, como los que se ven en los melodramas; porque el objeto de una novela de costumbres debe ser ilustrar la opinión sobre lo que se trata de pintar, por medio de la verdad; no extraviarla por medio de la exageración.

Los españoles de la época presente pueden, a nuestro juicio, dividirse en varias categorías.

Algunos pertenecen a la raza antigua; hombres exasperados por los infortunios generales, y que, impregnados por la quisquillosa delicadeza que los reveses comunican a las almas altivas, no pueden soportar que se ataque ni censure nada de lo que es nacional, excepto en el orden político. Estos están siempre alerta, desconfían hasta de los elogios, y detestan y se irritan contra cuanto tiene el menor viso de extranjero.

El tipo de estos hombres es, en la presente novela, el general Santa María.


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Dominio público
321 págs. / 9 horas, 21 minutos / 334 visitas.

Publicado el 28 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

La Familia de Alvareda

Fernán Caballero


Novela


Una palabra al lector

El argumento de esta novela, que hemos anunciado como destinada exclusivamente a pintar al pueblo, es un hecho real, y su relación exacta en lo principal, hasta el punto de haber conservado las mismas expresiones que gastaron los que en ella figuran, sin más que haber quitado a alguna que otra crudeza. También se ha trasladado la acción a una época anterior a la en que tuvo lugar, y se ha añadido algo al principio y al fin.

No se nos oculta que con los elementos que presta el asunto, se hubiera podido sacar más partido literario, tratándolo con el énfasis clásico, el rico colorido romántico o la estética romancesca.

Pero como no aspiramos a causar efecto, sino a pintar las cosas del pueblo tales cuales son, no hemos querido separamos en un ápice de la naturalidad y de la verdad. El lenguaje, salvo aspirar las h, y suprimir las d, es el de las gentes de campo andaluzas, así como lo son sus ideas, sentimientos y costumbres.

Muchos años de un estudio hecho con constancia y con amore, nos permiten asegurar a todo el que disputase lo contrario, que no está tan enterado en el particular como lo estamos nosotros.

Primera parte

Capítulo I

Siguiendo la curva que forman las viejas murallas de Sevilla, ciñéndola cual faja de piedra, al dejar a la derecha el río y las Delicias, se encuentra la puerta de San Fernando.

Desde esa puerta se extiende en línea recta sobre la llanura, hasta la base del cerro llamado Buenavista, un camino que pasa sobre un puente de piedra el riachuelo y sube la cuesta bastante pendiente del cerro, en cuya derecha se ven las ruinas de una capilla.


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Dominio público
138 págs. / 4 horas, 2 minutos / 255 visitas.

Publicado el 18 de octubre de 2018 por Edu Robsy.

La Farisea

Fernán Caballero


Novela


Prólogo

No se te entrará por debajo de la puerta de tu casa, lector benigno, este tomo de novelas, nuevo fruto de la fecunda pluma de Fernán Caballero. Ese modo furtivo de penetrar en el sagrado del hogar doméstico no cuadra bien con el propósito elevado y generoso que inspira todas las obras de este afamado novelista andrógino. No es propio de caballeros de noble alcurnia que saben mantener su decoro y conservar incontaminado el lustre de su casa, el mendigar relaciones buscando pretextos para introducirse en el trato y familiaridad de la gente de valía, y menos amoldarse a las mañas rastreras de la gente baladí para lograr por cansancio o por sorpresa lo que cara a cara se les niega. ¿Es por aristocrático orgullo y por desprecio de los hábitos generales por lo que el hombre bien nacido se desdeña de pordiosear de casa en casa, y más aún de introducirse clandestinamente en la morada ajena, como el malhechor que se propone robar o asesinar al dueño desapercibido? No por cierto: la decencia, la moral, la ley, se lo prohíben; sírvanse tenerlo presente los autores de buenos libros que sin dar importancia al antiguo recato literario, y acomodándose al uso tan generalizado de propagarse por mano de los repartidores, se dejan ir de puerta en puerta en compañía con la pestífera falange de publicaciones ilustradas y baratas, o silenciosamente se ingieren y deslizan con ellas dentro de las casas sin permiso de los padres de familia.


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75 págs. / 2 horas, 12 minutos / 224 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

La Corruptora y la Buena Maestra

Fernán Caballero


Novela corta


Al Excmo. Sr. D. Cándido Nocebal

Señor y amigo:

Cuando hace algún tiempo escribí el adjunto bosquejo, había pensado, antes de darlo a la estampa, haber hecho del bosquejo un cuadro con detalles más concluídos y con colores más vivos, pero en vista de que una reciente enfermedad me tiene por ahora con las fuerzas perdidas y el ánimo caído, mando a usted el bosquejo tal cual lo escribí, semejante a un capullo al que un norte frío y seco ha pasmado, sin dejarlo dilatarse y tomar colores. La idea en que se funda está demostrada; si esto basta, reciba usted este pobre y débil «sietemesino» con esa indulgencia, hija de su amistad, que tanto complace, favorece y honra a su agradecido amigo.

Fernán Caballero.

I

Parose ante la puerta de una casa principal, en una de las calles más céntricas de Madrid, uno de esos ligeros carruajes para uso de los jóvenes ricos y fastuosos que bien o mal guían sus propios dueños. Saltó al suelo el de este carruaje, entregando al lacayo las riendas del magnífico caballo extranjero que de él tiraba, y se dirigió a la casa.

Era un joven alto, bien parecido, cuya elegancia en el traje no tenía más defecto que su misma exageración; la exageración en todas materias es el ímpetu que traspasa el blanco.

En el portal se encontró frente a frente con otro joven que llegaba a pie a la misma casa. Su físico era agradable; grave y dulce la expresión de sus ojos negros, vestido bien, aunque con mucha más sencillez y modestia que el primero.

Apenas se vieron, cuando, con una exclamación de gozo, cayeron en brazos uno de otro.

—¡Isidro! Provinciano inamovible, ¿tú en la coronada villa? —preguntó el del carruaje.

—¿Y tú, injerto parisiense? ¿Cómo tú por estos vulgares Madriles, privado de todos los encantos en las orillas del Sena? Verte por aquí me causa a mí igual extrañeza —contestó el interrogado.


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Dominio público
43 págs. / 1 hora, 16 minutos / 214 visitas.

Publicado el 11 de mayo de 2019 por Edu Robsy.

Relaciones

Fernán Caballero


Cuentos, Colección


Primera parte

Prólogo

Cuando llegue a estas páginas el lector, probablemente será habiendo pasado por las que contienen La familia de Alvareda.

¿Deberemos decirle algo que prepare su ánimo para las que van a seguir? ¿O bien será mejor respetar la profunda impresión, las hondas meditaciones, y —¿por qué no hemos de decirlo?— acaso las sentidas lágrimas que en él habrán promovido la simpatía, arrancado el infortunio y santificado la religión?

A saber nosotros que íbamos a estorbar, este santo fruto a que puede aspirar, pero que no consuma nunca por sí sola ninguna humana literatura, cierto es que, sobrecogidos ante el secreto de las conciencias, retrocediéramos con religioso respeto, y diciendo «por aquí ha pasado Dios!», nos contentáramos con adorar.

Pero creyendo que muchos de los lectores participarán del efecto que en nosotros produjo aquella lectura, juzgamos, sin embargo, que no nos toca sobreponernos a la intención ni a las miras del autor, a quien es dado herir estas cuerdas, y producir tales efectos. Como el sembrador que esparce la semilla sobre la tierra, así él sin darse cuenta de lo que hace, pasa presentando a la imaginación sus cuadros, abriendo al corazón el tesoro de sus sentimientos, evocando la fe de las generaciones pasadas, despertando el amor en la presente, y avivando la esperanza en las que están por venir.


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Dominio público
201 págs. / 5 horas, 52 minutos / 212 visitas.

Publicado el 14 de octubre de 2018 por Edu Robsy.

Una en Otra

Fernán Caballero


Novela corta


A la Excma. señora doña Josefa Marín de Pérez Seoane, condesa de Velle, etc.

En testimonio de gratitud por haber acogido con tanta benevolencia mi primer ensayo, favoreciéndolo con sus elogios, y revelándome en su alma todas las simpatías que deseaba encontrar en las rectas y puras

Fernán Caballero

Prólogo

Lectora amable, benigno lector: Sírvanse ustedes prestarme atención por unos instantes. Aunque traigo con ustedes tres pretensiones, de las dos primeras pronto salimos.

¿Van ustedes a leer las dos novelitas de FERNÁN CABALLERO, comprendidas en este volumen? Pues háganme el obsequio de omitir por ahora la lectura del prólogo; después hablaremos.

Pongamos aquí unas cuantas líneas de puntos en primer lugar para gastar papel, y en segundo para indicar el tiempo que se ha de invertir en leer una y otra novela.

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Enterados ya de ambas, ¿quieren ustedes concederme la segunda súplica? Es ésta: Ya que no leyeron antes el prólogo, no lo lean después.

La lectora amable se conviene sin dificultad, confesando paladinamente que jamás había leído prólogo de novela ninguna.

—Porque, mire usted: las novelas me gustan; pero como los prólogos no forman parte de la novela...

Si fueran como unos cuentecillos breves, que sirviesen de introducción a la novela principal, entonces no digo que no pasaría la vista por ellos.

Y también me enteraría de un prólogo donde se me diesen noticias del autor, de las cuales apareciese que era joven, soltero, buen mozo, y héroe de varias aventuras, parecidas a las que iba a leer.


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Dominio público
196 págs. / 5 horas, 43 minutos / 195 visitas.

Publicado el 14 de octubre de 2018 por Edu Robsy.

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