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autor: Fernán Caballero editor: Edu Robsy textos disponibles


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La Mitología Contada a los Niños e Historia de los Grandes Hombres de la Grecia

Fernán Caballero


Mitología, Historia, Filosofía


Prólogo de los editores

Aun cuando es cierto que la musa de las mentiras ha sido derrotada por la musa de las verdades, según la hermosa frase de Chateaubriand, y que por lo mismo las bellezas del Cristianismo han oscurecido y desterrado casi por completo la Mitología del campo de la poesía y de las bellas artes, no lo es menos que el conocimiento de las falsas deidades del Paganismo y de sus héroes o semidioses es indispensable para estudiar con provecho la historia de los grandes pueblos de la antigüedad, en particular del griego, tan fecundo en esclarecidos hechos, como portentoso en sus producciones artísticas y literarias, admirables por su originalidad, por su perfección y belleza.

Dar a conocer la Mitología a los niños, es prepararles para que puedan comprender, gozar y admirar las obras que nos legaron como modelos de buen gusto los sublimes genios que brotaron de Grecia y Roma.


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Dominio público
99 págs. / 2 horas, 53 minutos / 528 visitas.

Publicado el 7 de enero de 2019 por Edu Robsy.

Los Dos Amigos

Fernán Caballero


Cuento


Lanzaba el sol sus ardientes rayos sobre una llanura de Andalucía, árida y estéril. No corrían por ella ríos ni arroyos, secas yacían las flores y tiernas plantas de la primavera; sólo verdegueaban allí algunos espinos, lentiscos y aloes, cuya dureza resiste el rigor de las estaciones. Un furioso levante formaba nubes de polvo, ardiente como lava de volcán. —El cielo puro y el día claro parecían sonreírse al dar tormentos a la tierra. —Sólo los ganados del país, con su dura piel, y el animoso e impasible español, que desprecia todo padecimiento físico, podían tolerar aquella encendida atmósfera; ellos, durmiendo, y él, cantando!

Veíanse sobre esta llanura el 20 de Agosto de 1782 las muestras de un reciente combate; caballos muertos, armas rotas, plantas pisadas y teñidas de sangre. —A lo lejos desfilaba en buen orden un destacamento inglés. — A otro lado, el comandante de un escuadrón español ocupábase en formar sus impacientes soldados y sus caballos fogosos, para perseguir a los ingleses, que, inferiores en número, se retiraban con la calma de vencedores.

En el que había sido campo de batalla, un joven, sentado en una piedra al pie de un acebuche, apoyaba en el tronco su pálido rostro; mientras que otro joven, en cuya fisonomía se manifestaba la más violenta desesperación, arrodillado a sus pies, procuraba detener con un pañuelo la sangre que le corría del pecho por una ancha herida.

—¡Ah, Félix, Félix! —exclamaba con la mayor angustia—. ¡Vas a morir, y por mi causa! Has recibido en tu fiel pecho el golpe que me estaba destinado. ¿Por qué, generoso amigo, me libraste de una gloriosa muerte, para entregarme a una vida de desesperación y de dolor?


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Dominio público
9 págs. / 16 minutos / 89 visitas.

Publicado el 28 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

Cosa Cumplida... Sólo en la Otra Vida

Fernán Caballero


Diálogo, Tratado, Cuento


Introducción a los diálogos

¿Queréis saber lo que son, en sentir de su autor Fernán Caballero, los Diálogos entre la juventud y la edad madura? Pues oídlo de su boca:

«Recuerdos de un villorrio, de un sochantre de lugar, de un interior pacífico, de niños y de flores; en fin, nimiedades.»1

¿Deseáis conocer los gustos del escritor, y la disposición de su alma al escribir estas páginas?

«Me gustan los árboles como a los pájaros, las flores como a las abejas, las parras como a las avispas, y las paredes viejas como a las «salamanquesas.»

—«¡Chitón, conde, chitón! No quiero que mis flores den ocasión a la sátira, ni mis buenas gallinas pábulo a la crítica.

—Pero —repone su interlocutor— ¿en dónde no hallareis vos amigos, marquesa?

—Allí donde no sientan todos como vos, y no me miren con vuestros parciales ojos.»

¡Quién dijera que tan pronto iban a demostrar los sucesos la exactitud de este presentimiento!

Pero he aquí anunciado en pocas palabras al lector lo que también en breves razones deseamos decirle.

No es un secreto para el público lo que acerca de Fernán Caballero siente y piensa el que escribe estas líneas, que mirará siempre como uno de sus mejores timbres haber logrado la confianza del insigne novelista para cuidar de la presente edición. Por lo mismo, y satisfechos con haber consignado en ella nuestro nombre entre tantos ilustres literatos que se han apresurado a tributarle homenaje, nos habíamos propuesto dejar libre el paso para que otros pudiesen formar parte de tan brillante acompañamiento.


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Dominio público
156 págs. / 4 horas, 34 minutos / 170 visitas.

Publicado el 2 de enero de 2019 por Edu Robsy.

¡Pobre Dolores!

Fernán Caballero


Novela corta


Capítulo I

Hay gentes en este mundo que no pueden contar con nada, ni con la casualidad, pues hay existencias sin casualidades.

— Balzac
 

Entre Sanlúcar de Barrameda, que despide al Betis, y la pulida Cádiz, que se abre paso entre las olas, como para ir al encuentro de sus escuadras, en una saliente elevación de terreno, se ha asentado Rota, pueblo que, aunque tranquilo y modesto, es de noble y antiguo origen, como lo atestiguan la historia y su magnífico castillo perteneciente a los duques de Arcos, tan bien conservado y tan cuidado... que han pintado sus rejas de verde: Los seculares cantos sillares que forman los robustos muros del castillo, y el fresco verde casino con que han cubierto sus sólidas rejas, forman no sólo un contraste, sino una disonancia que las personas entendidas y de buen gusto comprenderán mejor de lo que nosotros pudiéramos decir.


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Dominio público
79 págs. / 2 horas, 18 minutos / 154 visitas.

Publicado el 1 de enero de 2019 por Edu Robsy.

La Familia de Alvareda

Fernán Caballero


Novela


Una palabra al lector

El argumento de esta novela, que hemos anunciado como destinada exclusivamente a pintar al pueblo, es un hecho real, y su relación exacta en lo principal, hasta el punto de haber conservado las mismas expresiones que gastaron los que en ella figuran, sin más que haber quitado a alguna que otra crudeza. También se ha trasladado la acción a una época anterior a la en que tuvo lugar, y se ha añadido algo al principio y al fin.

No se nos oculta que con los elementos que presta el asunto, se hubiera podido sacar más partido literario, tratándolo con el énfasis clásico, el rico colorido romántico o la estética romancesca.

Pero como no aspiramos a causar efecto, sino a pintar las cosas del pueblo tales cuales son, no hemos querido separamos en un ápice de la naturalidad y de la verdad. El lenguaje, salvo aspirar las h, y suprimir las d, es el de las gentes de campo andaluzas, así como lo son sus ideas, sentimientos y costumbres.

Muchos años de un estudio hecho con constancia y con amore, nos permiten asegurar a todo el que disputase lo contrario, que no está tan enterado en el particular como lo estamos nosotros.

Primera parte

Capítulo I

Siguiendo la curva que forman las viejas murallas de Sevilla, ciñéndola cual faja de piedra, al dejar a la derecha el río y las Delicias, se encuentra la puerta de San Fernando.

Desde esa puerta se extiende en línea recta sobre la llanura, hasta la base del cerro llamado Buenavista, un camino que pasa sobre un puente de piedra el riachuelo y sube la cuesta bastante pendiente del cerro, en cuya derecha se ven las ruinas de una capilla.


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Dominio público
138 págs. / 4 horas, 2 minutos / 255 visitas.

Publicado el 18 de octubre de 2018 por Edu Robsy.

Más Largo es el Tiempo que la Fortuna

Fernán Caballero


Cuento


Preséntase el tiempo al hombre de tres maneras; llega lentamente el futuro, pasa rápidamente el presente, y párase inmóvil el pasado

No hay ruego ni ansia que hagan acelerar su marcha al primero; no hay instancia ni fuerza que detengan al segundo; no hay arrepentimiento ni hechizo que muevan al tercero.

¿Quieres concluir felizmente el viaje de la vida? Toma por consejero al futuro, no escojas por amigo al presente, ni te hagas enemigo al pasado.

(Sentencia de Confucio, traducida libremente de una versión alemana)


El ladrón que no se deja coger, pasa por hombre honrado.

(Refrán turco)


A dos leguas de la orilla del mar, sobre la plataforma de una colina, se asienta Jerez, rico, robusto y predilecto hijo de Baco y de Ceres. Rodéanle como un soberbio cinturón sus famosas viñas, cuidadas como princesas, y sus campos de trigo, cuyas cañas inclinan sus doradas cabezas. Extiende sus inmensos Propios por las comarcas cercanas, que murmuran de esta invasión del coloso rural, y pierde la cuenta de sus montes, como un potentado.

Jerez, noble como el que más, lleva al frente el precioso y bien conservado castillo moruno, perteneciente a la ilustre familia de los Villavicencios, y que ha sido testigo de tantas hazañas; conserva anales que forman páginas de oro en la historia de España; ostenta suntuosos templos, obras magnas de la fe, obras maestras del arte, y ve con dolor a su lado desmoronarse su magnífica Cartuja, admiración de cuantos la vieron viva, dolor y escándalo de cuantos la ven cadáver!


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Dominio público
42 págs. / 1 hora, 15 minutos / 86 visitas.

Publicado el 28 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

Relaciones

Fernán Caballero


Cuentos, Colección


Primera parte

Prólogo

Cuando llegue a estas páginas el lector, probablemente será habiendo pasado por las que contienen La familia de Alvareda.

¿Deberemos decirle algo que prepare su ánimo para las que van a seguir? ¿O bien será mejor respetar la profunda impresión, las hondas meditaciones, y —¿por qué no hemos de decirlo?— acaso las sentidas lágrimas que en él habrán promovido la simpatía, arrancado el infortunio y santificado la religión?

A saber nosotros que íbamos a estorbar, este santo fruto a que puede aspirar, pero que no consuma nunca por sí sola ninguna humana literatura, cierto es que, sobrecogidos ante el secreto de las conciencias, retrocediéramos con religioso respeto, y diciendo «por aquí ha pasado Dios!», nos contentáramos con adorar.

Pero creyendo que muchos de los lectores participarán del efecto que en nosotros produjo aquella lectura, juzgamos, sin embargo, que no nos toca sobreponernos a la intención ni a las miras del autor, a quien es dado herir estas cuerdas, y producir tales efectos. Como el sembrador que esparce la semilla sobre la tierra, así él sin darse cuenta de lo que hace, pasa presentando a la imaginación sus cuadros, abriendo al corazón el tesoro de sus sentimientos, evocando la fe de las generaciones pasadas, despertando el amor en la presente, y avivando la esperanza en las que están por venir.


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Dominio público
201 págs. / 5 horas, 52 minutos / 212 visitas.

Publicado el 14 de octubre de 2018 por Edu Robsy.

Un Vestido

Fernán Caballero


Cuento


Caridad quiere decir amor. Hay tres clases de amor incluidas en esta denominación: el amor a Dios, que es la adoración; el amor a nuestros iguales, que es la benevolencia, y el amor a los pobres y los que padecen, que conserva el nombre de este amor teologal: caridad.

Si, por desgracia, en nuestra acerba y descreída era están tibios y aminorados los dos primeros, no lo está por suerte el último, que permanece en el siglo como una cruz en la cúspide de un edificio que van invadiendo, al menos al exterior, las frías aguas del indiferentismo.

Mientras más cunda la miseria merced a causas que no es del caso ni de nuestra incumbencia examinar, pero entre las cuales, no obstante, citaremos el lujo, que, semejante a un despreciable afeite, pero siendo en realidad una mortífera lepra, se va extendiendo sobre toda la sociedad y la carestía de los artículos de primera necesidad, que oprime y ahoga a las clases menesterosas como un dogal, mientras más cunda, decimos, la miseria, más ostensiblemente corre a su auxilio la caridad. Desde los graves hermanos de San Vicente de Paúl, que edifican al público, hasta los alegres histriones que lo divierten, todos concurren al misino objeto. Centuplica la caridad sus recursos y después que las señoras, imitando el ejemplo de las santas, le han dedicado los primores de sus agujas, los hombres, a su vez, las imitan, dedicando al mismo fin los trabajos de sus plumas. No elogiaremos este buen propósito; las buenas obras, sinceras y puras, tienen su pudor, que rechaza el elogio como una recompensa, puesto que la dádiva que obtiene premio no es tan dádiva como la que nada recibe, y esta es la razón por la que tantas almas piadosas ocultan el bien que hacen, mortificadas que son por la alabanza que excita.


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Dominio público
7 págs. / 12 minutos / 142 visitas.

Publicado el 2 de enero de 2019 por Edu Robsy.

Clemencia

Fernán Caballero


Novela


Carta a mi lector de las Batuecas

Mi muy querido lector:

Supongo que te acordarás de que me has escrito: cartas como las tuyas no las olvida el que las escribe y mucho menos el que las lee.

No me has dicho tu nombre; pero no por eso dejas de ser mi simpático amigo, pues como dice un refrán, el nombre, ni quita ni pone. Además, podría suceder que si me lo dijeses, me quedase tan adelantado como antes de saberlo, pues es dable que sea tu nombre tan desconocido como lo es el de Fernán Caballero, por lo cual ha tenido el pobrecito que sufrir el desaire de ver a las gentes empeñarse en que no es legítimo, y sí hijo de la cuna. ¡Ojalá me llamase Tostado! Este nombre al menos, aunque no muy bonito que digamos, no tendría el inconveniente de ser incompatible con la pluma. ¿Quieres creer que un escritor de los buenos, de los de fuiste, de los sonados, como decimos por acá, ha escrito a Andalucía para saber si Fernán era Fernán, o si era quizás Luis Napoleón, Kossuth o Lola Montes? Y eso que dicho escritor ha escrito con el nombre de un fraile, y Fernán ha tenido la buena fe de tenerlo por tal; y aun hoy día existe para él ese fraile, sin que por eso deje de existir además un historiador de gran mérito y nombradía. Y sábete que no ha sido él solo entre la aristocracia literaria quien se ha empeñado en que yo no soy yo: esto ha sido a punto que han llegado a aturrullarme y hacerme dudar de si existo o no. Mi cocinera, a quien ya conoces, estaba muy inquieta viéndome de continuo pasear agitado por mi gabinete, declamando en lúgubre acento el monólogo de Hamlet: To be, or not to be, that is the question.

—Señor —me decía—, el almuerzo.

—Ser o no ser, esa es la cuestión —contestaba yo.

—Señor —la comida.

—Ser o no ser...


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Dominio público
318 págs. / 9 horas, 17 minutos / 277 visitas.

Publicado el 27 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

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