El Jardín Secreto
Francisco A. Baldarena
cuento
1
EL BOTÁNICO
Los cargadores, baquianos del lugar, aprovecharon el ensimismamiento del botánico para largar los bultos al piso y convertirse, en segundos, en parte de la selva. Mientras el profesor Zachariah Taylor estaba en «su mundo», cosas ajenas a lo estrictamente salvaje y natural estaban fuera de su percepción; por eso vino a percatarse que lo habían abandonado mucho después, cuando se le resbaló de las manos sudadas los prismáticos con el cual observaba la techumbre verde surcada por luminosos haces rectilíneos en todas direcciones, tratando de avistar un guacamayo escurridizo herido en un ala que se movía torpe y dificultosamente por la copa de los árboles, un poco más adelante que la comitiva. Justo ahí, sin nadie delante ni detrás, fue que se dio cuenta de que estaba solo, abandonado y librado a su suerte en medio de una selva repleta de peligros. Entretanto, creyó que no le resultaría difícil volver por la trocha abierta entre la maraña si no se demoraba mucho en pegar la vuelta, puesto que si lo agarraba la noche en la selva, lo más probable es que no fuese a sobrevivir para contarlo.
Miró la hora. Eran las nueve y veintiocho, así que todavía tenía un buen margen de luz para continuar explorando un poco más. Presumía que el guacamayo de un momento a otro caería con un ruido blando, soltando quizás un quejido de dolor casi imperceptible, sobre la hojarasca humedecida, entonces lo atraparía, le trataría la herida y se lo llevaría como recuerdo de sus andanzas por la selva.
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Publicado el 30 de agosto de 2021 por Francisco A. Baldarena .