Historia de un Par de Anteojos
Francisco Campos Coello
Cuento
Hace ya algunos años, no precisa la fecha, llegó a esta ciudad un afamado experimentador que metió mucho ruido. Era hipnotizador y al mismo tiempo espiritista, tan competente y diestro que en dos o tres minuto hacia valsar un paraguas, comparecer un difunto o echar a correr un sombrero.
Más todavía. Adivinaba el secreto de las personas presentes y lo que ocurría en lugares distantes; valiéndose de misteriosos procedimientos y combinaciones diabólicas que evidenciaban los resultados sorprendentes.
Un día tuve ocasión de hacerle un servicio importante y él en recompensa me inició en sus secretos, enseñándome el modo de hacer hablar y ponerse en movimiento las cosas, que era su fuerte. Yo procuré aprender algo más de su misteriosa ciencia; pero él no me dejó avanzar.
Me resigné pues, a lo que quiso enseñarme, y fue tal mi constancia en los ensayos, que muy pronto logré tener una mesita cargada de fluido, entre mis manos. Tras de la mesa sometí a experimento muchos otros objetos pequeños; como llaves, navajas, canuteros; siempre con buen resultado y adquirí tal destreza que las cosas se movían y zapateaban al ponerles las yemas de los dedos… ¡Cuántas horas he pasado distraído en constante sesión frente a los objetos, interrogando el alma de las cosas!
He obtenido muchas revelaciones misteriosas dignas de referirse; una de las cuales paso a relatar al lector, no exigiendo mucha fe a mi favor si es incrédulo. Es la curiosa historia de un par de anteojos contada por los mismos cierta noche que tuve la ocurrencia de someter a prueba al óptico instrumento.
Dominio público
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Publicado el 18 de febrero de 2024 por Edu Robsy.