Textos de Francisco de Quevedo y Villegas disponibles

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autor: Francisco de Quevedo y Villegas textos disponibles


La Vida de Marco Bruto

Francisco de Quevedo y Villegas


Biografía, Tratado, Política


Mujeres dieron a Roma los reyes y los quitaron. Diolos Silvia, virgen, deshonesta; quitolos Lucrecia, mujer casada y casta. Diolos un delito; quitolos una virtud. El primero fue Rómulo; el postrero, Tarquino. A este sexo ha debido siempre el mundo la pérdida y la restauración, las quejas y el agradecimiento.

Es la mujer compañía forzosa que se ha de guardar con recato, se ha de gozar con amor y se ha de comunicar con sospecha. Si las tratan bien, algunas son malas. Si las tratan mal, muchas son peores. Aquél es avisado, que usa de sus caricias y no se fía dellas. Más pueden con algunos reyes, que con los otros hombres, porque pueden más que los otros hombres los reyes.

Los hombres pueden ser traidores a los reyes, las mujeres hacen que los reyes sean traidores a sí mismos, y justifican contra sus vidas las traiciones. Cláusula es ésta que tiene tantos testigos como letores.

He referido primero la descendencia de Marco Bruto que los padres, porque en el nombre y en el hecho más pareció parto desta memoria que de aquel vientre.

Tenía Bruto estatua; mas la estatua no tenía Bruto, hasta que fue simulacro duplicado de Marco y de Junio. No pusieron los romanos aquel bulto en el Capitolio tanto para imagen de Junio como para consejo de bronce de Marco Bruto. Fuera ociosa idolatría si sólo acordara de lo que hizo el muerto y no amonestara lo que debía hacer al vivo. Dichosa fue esta estatua, merecida del uno y obedecida del otro.

No le faltó estatua a Marco Bruto, que en Milán se la erigieron de bronce; y pasando César Octaviano por aquella ciudad, y viéndola, dijo a los magistrados:

—Vosotros no me sois leales, pues honráis a mi enemigo en mi presencia.


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Dominio público
108 págs. / 3 horas, 10 minutos / 282 visitas.

Publicado el 10 de enero de 2021 por Edu Robsy.

Los Sueños

Francisco de Quevedo y Villegas


Cuento


SUMA DEL PRIVILEGIO.

Tiene privilegio de su Majestad por diez años don Francisco de Quevedo Villegas, Caballero de la Orden de Santiago, para imprimir este libro, intitulado Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio, como consta de su original, despachado en el oficio de Lázaro de Ríos, Secretario de su Majestad, y Escribano de Cámara. Fecho en Madrid a 28 de enero 1631.


SUMA DE LA TASA.

Los señores de Consejo tasaron este libro, intitulado Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio, a cuatro maravedís cada pliego, y tiene veinticuatro pliegos, que monta noventa y seis maravedís cada libro, en que se ha de vender en papel, como consta de la fee que dio Lázaro de Ríos, Secretario de su Majestad, en 17 de marzo de 1631.


FE DEL CORRECTOR.

Este libro, intitulado Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio, compuesto por don Francisco de Quevedo, está bien y fielmente impreso con su original. Dada en Madrid a 12 días de marzo de 1631. El Licenciado Murcia de la Llana.


CENSURA DEL P. M. FRAY DIEGO de Campo, Calificador de la General Inquisición y examinador Sinodal del Arzobispado de Toledo.


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Dominio público
159 págs. / 4 horas, 39 minutos / 801 visitas.

Publicado el 5 de abril de 2020 por Edu Robsy.

Juguetes de la Niñez y Travesuras del Ingenio

Francisco de Quevedo y Villegas


Cuento, Tratado


Capitulaciones matrimoniales y Vida de Corte y oficios entretenidos en ella

Dedicatoria

A cualquier título

La mucha experiencia que tengo de las cosas de la corte, aunque en el discurso de juveniles años, me alienta a dar a entender lo que en ello he conocido. Hame importado buscar, como más obligado para asegurar el tratadillo de los murmuradores un defensor amparado del cual se anime un pequeño barquillo para que de lo profundo del mar salga a salvamento.

Por tanto, fuera de la obligación y afición que tengo a vuesa señoría conociendo su valor, claro ingenio, buen nombre, virtud y letras, en las cuales desde su tierna edad ha resplandecido, fuera yo digno de reprensión y de ser argüido de desagradecido si reconociera a otro fuera de vuesa señoría por Mecenas y defensor de mi curiosidad, que no la llamo obra. La cual, recibiéndola por propia, defendiéndola y amparándola, suplirá los defectos que de mi parte tiene; los censuradores cegarán y los de buena intención quedarán alumbrados, y yo con el fin que pretendo, que es servir a vuesa señoría, a quien suplico reciba este pequeño don copioso de voluntad y guarde nuestro Señor a vuesa señoría felices años.

Prólogo

Algunos autores buscan otros mejores ingenios que los suyos, a los cuales compran prólogos para con ellos dar muestras de su habilidad, y que los que compran sus obras atribuyan a ellos lo que en ellas no hay; y leídas ponderen su suficiencia y buen estilo con que engañan a los ignorantes que los leen para comprar la obra.

Yo no pretendo ganar nombre de autor. Quien quisiere experimentar lo que contiene mi tratado, léale y juzgue lo que le pareciere; que yo confío no le ha de reprobar por fabuloso.


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Dominio público
111 págs. / 3 horas, 15 minutos / 607 visitas.

Publicado el 27 de junio de 2018 por Edu Robsy.

La Venta

Francisco de Quevedo y Villegas


Teatro, Entremés, Comedia


Personas

GRAJAL, moza de la venta
UN MOZO DE MULAS
CORNEJA
VENTERO
UNA MUJER
UN ESTUDIANTE
GUEVARA Y SU COMPAÑÍA
MÚSICOS QUE CANTAN

La Venta

Sale CORNEJA, vejete, con un rosario, y canta dentro GRAJAL.

CORNEJA
Mas líbranos del mal, amén, Jesús.

Canta GRAJAL.

GRAJAL
Es ventero Corneja.
Todos se guarden,
que hasta el nombre le tiene
de malas aves.
¿Qué harán las ollas,
donde las lechuzas
pasan por pollas?

CORNEJA
Linda letra me canta mi criada.
No sé cómo la sufro, ¡vive Cristo!
Ella se baila toda cada día,
y siempre está cantando estos motetes,
y sisa, y es traviesa y habladora.
Moza de venta no ha de ser canora.
¡Grajal!

GRAJAL
Dentro. Señor.

CORNEJA
¡El tono con que chilla!

Sale GRAJAL, cantando.
Quien temiere ratones,
venga a esta casa,
donde el huésped los guisa
como los caza.
Zape aquí, zape allí, zape allá,
que en la venta está,
que en la venta está.

CORNEJA
¡Válgante los demonios por cantora!
Ya que cantas de chanza,
¿es bueno el villancico en mi alabanza?

GRAJAL
Capítulo segundo, en que se trata
en cómo se responde en esta venta.

CORNEJA
¿Coronista te haces?

GRAJAL
Tenga cuenta.
Canta.
Dicen «señor huésped»,
responde el gato;
y en diciéndole «¡zape!»,
se va mi amo.

CORNEJA
¡Jesús, Jesús! ¡Qué cosa tan extraña,
que no es para mi punto lo que dice!
¿Has compuesto las camas?
¿Has echado en la olla lo que sabes?


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Dominio público
4 págs. / 7 minutos / 2.640 visitas.

Publicado el 18 de junio de 2018 por Edu Robsy.

El Marido Pantasma

Francisco de Quevedo y Villegas


Teatro, Entremés, Comedia


Figuras que se introducen

MUÑOZ
DOÑA OROMASIA
MENDOZA
TRES MUERES
LOBÓN
LOS MÚSICOS

El Marido Pantasma

Salen MUÑOZ y MENDOZA; MUÑOZ de novio galán.

MENDOZA
Sea el señor Muñoz muy bien venido.

MUÑOZ
Sea el señor Mendoza bien hallado.

MENDOZA
¿Qué intento le ha traído
con tan bien guarnecido frontispicio?

MUÑOZ
Vengo a ponerme a oficio;
vengo, señor Mendoza,
a ponerme a marido en una moza.

MENDOZA
Señor Muñoz, poniéndolo por obra,
el mu le basta y todo el ñoz le sobra.
Tiene lindas facciones de casado.

MUÑOZ
La mujer de quien he de ser velado,
para quitar de todo enconvenientes,
no ha de tener linaje ni parientes;
quiero mujer sin madre y sin tías,
sin amigas ni espías,
sin viejas, sin vecinas,
sin visitas, sin coches y sin Prado,
y sin lugarteniente de casado;
que hay doncella que vende de su esposo,
a raíz de las propias bendiciones,
a pares las futuras sucesiones.

MENDOZA
Mujer sin madre, ¿dónde podrá hallarse?

MUÑOZ
Ella es invención nueva.

MENDOZA
Vusted perdió linda ocasión en Eva;
mas ya que no tenía
madre, suegra ni tía,
tuvo culebra.


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Dominio público
5 págs. / 10 minutos / 1.573 visitas.

Publicado el 18 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Discurso de Todos los Diablos

Francisco de Quevedo y Villegas


Cuento


Infierno enmendado o el entremetido y la dueña y el soplón

Discurso del chilindrón legítimo del enfado, ahora de don Francisco de Quevedo Villegas, caballero de la Orden de Santiago; y limpio de manchas de traslados y descuidos de impresores, y añadidas muchas cosas que faltaban.

Delantal del libro, y séase prólogo, o proemio quien quisiere

Estos primeros renglones, que suelen, como alabarderos de los discursos, ir delante haciendo lugar con sus lectores al hombro, píos, cándidos, benévolos o benignos, aquí descansan deste trabajo, y dejan de ser lacayos de molde y remudan el apellido, que por los menos es limpieza. Y a Dios y a ventura, sea vuesa merced quien fuere, que soy el primer prólogo sin tú y bien criado que se ha visto, o lea, u oiga leer. Éste es el discurso del Entremetido y la Dueña: si le pareciere que son una propia cosa, sea en buena hora; que ya sabemos que no hay entremetimiento sin dueña ni dueña sin entremetimiento. Ni se detenga vuesa merced en examinar qué género de animal es la triste figura de los estrados; y avergüéncese, pues en cosa tan menuda se atollan tan reverendas hopalandas y un grado tan iluminado y una barba tan rasa. Ésta es de mis obras la quinta demonia, como la quinta esencia.


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Dominio público
52 págs. / 1 hora, 31 minutos / 949 visitas.

Publicado el 14 de mayo de 2018 por Edu Robsy.

La Hora de Todos y la Fortuna con Seso

Francisco de Quevedo y Villegas


Cuento, Sátira


Agradecimiento

A Don Álvaro de Monsalve,
Canónigo de la Santa Iglesia de Toledo, primada de las Españas

Este libro tiene parentesco con vuesa merced, por tener su origen de una palabra que le oí. A vuesa merced debe el nacimiento; a mí, el crecer. Su comunicación es estudio para el bien atento, pues con pocas letras que pronuncia, ocasiona discursos. Tal es la genealogía déste. Doyle lo que es suyo en la sustancia y lo que es mío en la estatura y bulto. Su título es: LA HORA DE TODOS Y LA FORTUNA CON SESO. Todos me deberán una hora por lo menos, y la Fortuna sacarla de los orates, que lo más ha vivido entre locos. El tratadillo, burla burlando, es de veras. Tiene cosas de las cosquillas, pues hace reír con enfado y desesperación. Extravagante reloj, que, dando una hora sola, no hay cosa que no señale con la mano. Bien sé que le han de leer unos para otros y nadie para sí. Hagan lo que mandaren y reciban unos y otros mi buena voluntad. Si no agradare lo que digo, bien se le puede perdonar a un hombre ser necio una hora, cuando hay tantos que no lo dejan de ser una hora en toda su vida. Vuesa merced, señor don Alvaro, sabe empeñarse por los amigos y desempeñarlos. Encárguese desta defensa, que no será la primera que le deberé. Guarde Dios a vuesa merced, como deseo.

Hoy 12 de marzo de 1636.


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Dominio público
110 págs. / 3 horas, 13 minutos / 743 visitas.

Publicado el 9 de mayo de 2018 por Edu Robsy.

Gracias y Desgracias del Ojo del Culo

Francisco de Quevedo y Villegas


Tratado


Gracias y desgracias del ojo del culo, dirigidas a Doña Juana Mucha, Montón de Carne, Mujer gorda por arrobas.

Escribiólas Juan Lamas, el del camisón cagado

Quien tanto se precia de servidor de vuesa merced, ¿qué le podrá ofrecer sino cosas del culo? Aunque vuesa merced le tiene tal, que nos lo puede prestar a todos. Si este tratado le pareciere de entretenimiento, léale y pásele muy despacio y a raíz del paladar. Si le pareciere sucio, límpiese con él, y béseme muy apretadamente. De mi celda. etc.


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10 págs. / 18 minutos / 1.894 visitas.

Publicado el 20 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Historia de la Vida del Buscón

Francisco de Quevedo y Villegas


Novela, Clásico


Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos, ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños

Libro Primero

Capítulo I. En que cuenta quién es el Buscón.

Yo, señora, soy de Segovia. Mi padre se llamó Clemente Pablo, natural del mismo pueblo; Dios le tenga en el cielo. Fue, tal como todos dicen, de oficio barbero, aunque eran tan altos sus pensamientos que se corría de que le llamasen así, diciendo que él era tundidor de mejillas y sastre de barbas. Dicen que era de muy buena cepa, y según él bebía es cosa para creer. Estuvo casado con Aldonza de San Pedro, hija de Diego de San Juan y nieta de Andrés de San Cristóbal. Sospechábase en el pueblo que no era cristiana vieja, aun viéndola con canas y rota, aunque ella, por los nombres y sobrenombres de sus pasados, quiso esforzar que era descendiente de la gloria. Tuvo muy buen parecer para letrado; mujer de amigas y cuadrilla, y de pocos enemigos, porque hasta los tres del alma no los tuvo por tales; persona de valor y conocida por quien era. Padeció grandes trabajos recién casada, y aun después, porque malas lenguas daban en decir que mi padre metía el dos de bastos para sacar el as de oros. Probósele que a todos los que hacía la barba a navaja, mientras les daba con el agua levantándoles la cara para el lavatorio, un mi hermanico de siete años les sacaba muy a su salvo los tuétanos de las faldriqueras. Murió el angelico de unos azotes que le dieron en la cárcel. Sintiólo mucho mi madre, por ser tal que robaba a todos las voluntades. Por estas y otras niñerías estuvo preso, y rigores de justicia, de que hombre no se puede defender, le sacaron por las calles. En lo que toca de medio abajo tratáronle aquellos señores regaladamente. Iba a la brida en bestia segura y de buen paso, con mesura y buen día. Mas de medio arriba, etcétera, que no hay más que decir para quien sabe lo que hace un pintor de suela en unas costillas.


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Dominio público
136 págs. / 3 horas, 58 minutos / 2.881 visitas.

Publicado el 3 de mayo de 2016 por Edu Robsy.