Enfermos y Médicos
Guy de Maupassant
Cuento
¡Singular misterio es el recuerdo! Uno va despistado por las calles, bajo el primer sol de mayo, y de repente, como si unas puertas durante mucho tiempo cerradas se abrieran en la memoria, cosas ya olvidadas regresan de nuevo a la mente. Pasan, seguidas por otras, nos hacen revivir horas pasadas, horas lejanas.
¿Por qué esas vueltas bruscas hacia antaño? ¿Quién lo sabe? Un olor que flota, una sensación tan ligera que ni la hemos notado, pero que uno de nuestros órganos reconoció, un escalofrío, incluso un destello de sol que daña la retina, un ruido tal vez, un nada que nos rozó en una circunstancia en un tiempo lejano y que volvemos a encontrar, vale para hacernos volver a ver de repente un país, unas gentes, unos acontecimientos desaparecidos de nuestro pensamiento.
¿Por qué un soplo de aire cargado de olores, de hojas bajo los castaños de los Campos Elíseos, evoca de repente un camino, un enorme camino, a lo largo de una montaña, en Auvernia?
A la izquierda, entre dos cimas, apareció el cono majestuoso y fuerte de Puy-de-Dome. Alrededor de este pesado gigante, más lejos o más cerca, un cúmulo de picos se alzan. De entre ellos, muchos que aparecen truncados, antiguamente arrojaban fuego y humo. Volcanes extinguidos cuyos cráteres extintos se han convertido en lagos.
A la derecha, el camino domina una planicie infinita poblada de pueblos y ciudades, rica y arbolada, la Limagne. Cuanto más nos elevamos más cumbres vemos, allá abajo, las montañas de Forez. Todo este horizonte desmesurado está empañado de un vapor lechoso, suave y claro. Los alrededores de Auvernia tienen una gracia infinita dentro de su bruma transparente.
La carretera está bordeada de nogales enormes que la protegen siempre del sol. Las faldas de los montes están cubiertas de castañales en flor cuyos racimos, más pálidos que las hojas, parecen grises entre el verdor sombrío.
Protegido por copyright
6 págs. / 11 minutos / 41 visitas.
Publicado el 19 de mayo de 2016 por Edu Robsy.