Una Dura Defensa
Hector Hugh Munro "Saki"
Cuento
Treddleford estaba sentado en un cómodo sillón delante de un fuego lento con un volumen de versos en la mano y la agradable conciencia de que al otro lado de las ventanas del club la lluvia goteaba y tamborileaba con voluntad persistente. La tarde fría y húmeda de octubre se estaba convirtiendo en una noche negra y húmeda de octubre, lo que hacía que, por contraste, el salón de fumadores del club pareciera todavía más cálido y agradable. Era una tarde para alejarse del propio entorno climático, por lo que El viaje dorado a Samarkanda prometía conducir a Treddleford a otras tierras y bajo otros cielos. Había conseguido ya emigrar desde Londres, barrida por la lluvia, a Bagdad la Hermosa, y se encontraba de pie junto a la Puerta del Sol «de los viejos tiempos» cuando la brisa helada de una inminente molestia pareció interponerse entre él y el libro. En el sillón vecino acababa de aposentarse Amblecope, el hombre de ojos inquietos y prominentes, con la boca dispuesta ya para iniciar la conversación. Durante doce meses y algunas semanas Treddleford había evitado habilidosamente trabar conocimiento con su voluble compañero de club; había escapado maravillosamente de que le castigara con su implacable récord de tediosos logros personales, o supuestos logros, en campos de golf, pistas de tenis y mesas de juego, bajo inundaciones, al aire libre y a cubierto. Pero la temporada de inmunidad estaba tocando a su fin. No había escapatoria; un instante más tarde se contaría entre aquellos a quienes se sabía que Amblecope hablaría... o más bien los que sufrirían que les hablara.
El intruso iba armado con un ejemplar de Country Life, y no para leer, sino como ayuda para romper el hielo e iniciar la conversación.
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5 págs. / 9 minutos / 33 visitas.
Publicado el 13 de mayo de 2018 por Edu Robsy.