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autor: Henry James etiqueta: Cuento fecha: 06-05-2017


La Tercera Persona

Henry James


Cuento


Capítulo I

Cuando, hace unos pocos años, dos buenas señoras, que nunca habían sido íntimas, ni más que simples conocidas en realidad, se encontraron compartiendo domicilio en la pequeña pero antigua ciudad de Marr, las consecuencias fueron dignas, naturalmente, de mención aparte. Llevaban el mismo apellido y eran primas hermanas; pero hasta entonces sus caminos no se habían cruzado; no había habido coincidencia de edad que las uniera; y la señorita Frush, la más madura, había pasado gran parte de su vida en el extranjero. Era una mujer dócil, reservada, que hacía bocetos, y a quien el destino había condenado a una monotonía —triunfante sobre la variedad— de pensions suizas e italianas; en cualquiera de las cuales, con su sombrero bien atado, sus guantes y sus botas resistentes, su sillita de campo, su cuaderno de dibujo, su novela de Tauchnitz, habría servido con singular propiedad para ilustrar la portada de una historia natural de la vieja solterona inglesa. Lo cierto es, pobre señorita Frush, que les habría dado a ustedes la impresión de ser una tan afortunada representación de su tipo que difícilmente habrían podido equiparla con la dignidad de un ser individual. Esto era lo que ella, sin embargo, prefería según sus allegados: una identidad harto contumaz, que alguna vez hasta pudo ser hermosa, pero que ahora, descolorida y en los huesos, tímida y desproporcionadamente rara, capaz de pronunciar sólo interjecciones vagas, y con una apariencia en la que sólo se veían el monóculo y los dientes, podía ser reconocida sin dificultad y lamentada sin reparo.


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43 págs. / 1 hora, 15 minutos / 102 visitas.

Publicado el 6 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

La Madona del Futuro

Henry James


Cuento


Nos hallábamos conversando sobre artistas con una sola obra maestra en su haber: pintores y poetas que sólo una vez en sus vidas habían sido agraciados por la inspiración divina, que sólo una vez habían accedido al elevado peldaño de la sublimidad.

Nuestro anfitrión nos había estado mostrando una encantadora pintura de gabinete, el nombre de cuyo autor nos era desconocido: alguien, por lo visto, que, tras esforzarse un tiempo por alcanzar el éxito, se había, en apariencia, dejado vencer por el fatal sino de la mediocridad.

Mantuvimos un breve debate sobre lo frecuente del fenómeno, durante el cual observé a H, quien, sentado en silencio mientras terminaba de consumir su cigarro con aire meditativo, al contemplar la pintura que nos habíamos ido pasando alrededor de la mesa, dijo, finalmente:

—No sé hasta qué punto el caso es frecuente, pero conocí a un pobre tipo que llegó a elucubrar esa gran obra maestra sin —y aquí esbozó una leve sonrisa— lograr llevarla a cabo. Apostó por la fama, pero finalmente dejó que se le escapara.


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49 págs. / 1 hora, 26 minutos / 77 visitas.

Publicado el 6 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

La Amante de Briseux

Henry James


Cuento


La pequeña galería de pintura de M. es el típico museo de provincia: frío, trasnochado, sin visitantes, y conteniendo un conjunto de pequeñas obras de pintores cuya trayectoria no tuvo realce. El techo es de ladrillo y las ventanas tienen cortinas de ajada lana estampada; la luminosidad es pálida y neutra, como contagiada de la deslucida atmósfera de las pinturas. Los temas representados son, por supuesto, de tipo académico: el juicio de Salomón y la furia de Orestes; además de unos cuantos elegantes paisajes al modo dieciochesco, enfrentados a media docena de pulcros retratos de campesinos franceses de la época, que se diría contemplan con perplejidad esos paisajes.

Para mí, lo confieso, el lugar poseía un melancólico encanto y no me parecía absurdo disfrutar de esas un tanto absurdas pinturas. La forma de pintar francesa tiene siempre un agradable toque peculiar, aunque no esté detrás la mano de un maestro. El catálogo, además, era increíblemente bizarro: una auténtica antología de literatura trasnochada, con comentarios al modo del inefable La Harpe. Mientras lo hojeaba me pregunté hasta qué punto reprobaría dichas pinturas y dicho catálogo ese único hijo de M que había alcanzado cierta notoriedad más allá de los límites de la población.


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40 págs. / 1 hora, 11 minutos / 69 visitas.

Publicado el 6 de mayo de 2017 por Edu Robsy.