El Sastrecillo Listo
Hermanos Grimm
Cuento infantil
Érase una vez una princesa muy orgullosa; a cada pretendiente que se le presentaba planteábale un acertijo, y si no lo acertaba, lo despedía con mofas y burlas. Mandó pregonar que se casaría con quien descifrase el enigma, fuese quien fuese. Un día llegaron tres sastres, que iban juntos; los dos mayores pensaron que, después de haber acertado tantas puntadas, mucho sería que fallaran en aquella ocasión. El tercero, en cambio, era un cabeza de chorlito, que no servía para nada, ni siquiera para su oficio; confiaba, empero, en la suerte; pues, ¿en qué cosa podía confiar? Los otros dos le habían dicho:
— Mejor será que te quedes en casa. No llegarás muy lejos con tu poco talento.
Pero el sastrecillo no atendía a razones, y, diciendo que se le había metido en la cabeza intentar la aventura y que de un modo u otro se las arreglaría, marchó con ellos, como si tuviera el mundo en la mano. Presentáronse los tres a la princesa y le rogaron que les plantease su acertijo; ellos eran los hombres indicados, de agudo ingenio, que sabían cómo se enhebra una aguja. Díjoles entonces la princesa:
— Tengo en la cabeza un cabello de dos colores: ¿qué colores son éstos?
— Si no es más que eso — respondió el primero —: es negro y blanco, como el de ese paño que llaman sal y pimienta.
— No acertaste — respondió la princesa. — Que lo diga el segundo.
— Si no es negro y blanco —dijo el otro, — será castaño y rojo, como el traje de fiesta de mi padre.
— Tampoco es eso — exclamó la princesa. — Que conteste el tercero; éste sí que me parece que lo sabrá.
Adelantándose audazmente el sastrecillo, dijo:
— La princesa tiene en la cabeza un cabello plateado y dorado, y estos son los dos colores.
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Publicado el 26 de agosto de 2016 por Edu Robsy.