El Viejo Sultán
Hermanos Grimm
Cuento infantil
Un campesino tenía un perro muy fiel, llamado «Sultán», que se había hecho viejo en su servicio y ya no le quedaban dientes para sujetar su presa.
Un día, estando el labrador con su mujer en la puerta de la casa, dijo:
— Mañana mataré al viejo «Sultán»; ya no sirve para nada.
La mujer, compadecida del fiel animal, respondió:
— Nos ha servido durante tantos años, siempre con tanta lealtad, que bien podríamos darle ahora el pan de limosna.
— ¡Qué dices, mujer! —replicó el campesino—. ¡Tú no estás en tus cabales! No le queda un colmillo en la boca, ningún ladrón le teme; ya ha terminado su misión. Si nos ha servido, tampoco le ha faltado su buena comida.
El pobre perro, que estaba tendido a poca distancia tomando el sol, oyó la conversación y entróle una gran tristeza al pensar que el día siguiente sería el último de su vida. Tenía en el bosque un buen amigo, el lobo, y, al caer la tarde, se fue a verlo para contarle la suerte que le esperaba.
— Ánimo, compadre —le dijo el lobo—, yo te sacaré del apuro. Se me ha ocurrido una idea. Mañana, de madrugada, tu amo y su mujer saldrán a buscar hierba y tendrán que llevarse a su hijito, pues no quedará nadie en casa. Mientras trabajan, acostumbran dejar al niño a la sombra del vallado. Tú te pondrás a su lado, como para vigilarlo. Yo saldré del bosque y robaré la criatura, y tú simularás que sales en mí persecución. Entonces, yo soltaré al pequeño, y los padres, pensando que lo has salvado, no querrán causarte ya ningún daño, pues son gente agradecida; antes, al contrario, en adelante te tratarán a cuerpo de rey y no te faltará nada.
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Publicado el 26 de agosto de 2016 por Edu Robsy.