Textos más populares esta semana de Hermanos Grimm etiquetados como Cuento infantil disponibles | pág. 3

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autor: Hermanos Grimm etiqueta: Cuento infantil textos disponibles


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Un Ojito, Dos Ojitos, Tres Ojitos

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Una mujer tenía tres hijas: la mayor se llamaba Un Ojito, porque sólo tenía un ojo en medio de la frente; la segunda se llamaba Dos Ojitos, porque tenía dos ojos como todo el mundo; y la tercera se llamaba Tres Ojitos, porque tenía los dos de todo el mundo, más uno de propina en la frente. Y como la segunda era igual que todas las personas, ni su madre ni sus hermanas la podían soportar. Siempre le estaban diciendo:

— ¡Qué niña más ordinaria! No te distingues nada de la gente corriente; no pareces de nuestra familia.

Y la trataban mal, la vestían con los peores trajes y no le daban de comer más que las sobras.

Un día, la mandaron al campo a cuidar la cabra; y la niña estaba llorando porque tenía hambre. En esto, vio a una mujer que le dijo:

— Dos Ojitos, ¿por qué lloras?.

— ¡Ay, soy muy desgraciada! Tengo dos ojos como todo el mundo, y ni mi madre ni mis hermanas me quieren; siempre me están empujando, me dan los vestidos rotos y me dejan sin comer. Hoy he comido tan poco, que me estoy muriendo de hambre.

Y la mujer que era un hada, le dijo:

— No llores más; voy a decirte unas palabras mágicas, para que ya nunca vuelvas a pasar hambre. Basta que digas a la cabra: “¡Bala, cabrita!

¡Cúbrete, mesita! ”. Y, en cuanto lo digas, aparecerá delante de ti una mesa llena de platos muy buenos, y podrás comer todo lo que quieras. Cuando termines de comer, dirás: “¡Bala, cabrita!

¡Quítate, mesita!”. Y la mesa desaparecerá.

El hada se marchó, y Dos Ojitos se quedó pensando: “ Voy a probar si todo eso es verdad, porque tengo mucha hambre”. “¡Bala, cabrita!


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6 págs. / 10 minutos / 248 visitas.

Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Los Doce Cazadores

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Había una vez un príncipe que tenía una novia, a la cual quería mucho; hallábase siempre a su lado y estaba muy contento, pero tuvo noticia de que su padre, que vivía en otro reino, se hallaba mortalmente enfermo, y quería verle antes de morir; entonces dijo a su amada:

—Tengo que marcharme y abandonarte, pero aquí tienes esta sortija en memoria de nuestro amor, y cuando sea rey volveré y te llevaré a mi palacio.

Se puso en camino, y cuando llegó al lado de su padre, se hallaba moribundo, y le dirigió estas palabras:

—Querido hijo mío, he querido verte por última vez antes de morir; prométeme casarte con la mujer que te designe.

Y le nombró una princesa que debía ser su esposa.

El joven estaba tan afligido, que le contestó sin reflexionar:

—Sí, querido padre, cumpliré vuestra voluntad. Y el rey cerró los ojos y murió.

Comenzó entonces a reinar el hijo, y trascurrido el tiempo del luto debía cumplir su promesa, por lo que envió a buscar a la hija del rey con la cual había dado palabra de casarse. Súpolo su primera novia y sintió mucho su infidelidad, llegando casi a perder la salud. Entonces la preguntó su padre:

—Dime, querida hija, ¿qué te falta?, ¿qué tienes? Reflexionó ella un momento y después contestó:

—Querido padre, quisiera encontrar once jóvenes iguales a mi rostro y estatura.

El rey la respondió:

—Se cumplirá tu deseo si es posible.

Y mandó buscar por todo su reino once doncellas que fueran iguales a su hija en rostro y estatura.


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2 págs. / 4 minutos / 94 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

El Acertijo

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Cuentan que un día muy, muy lejano, un príncipe decidió recorrer mundo. Avisó a su criado y ambos se pusieron en camino. Tras mucho cabalgar, llegaron a un profundo bosque del que no podían salir. Mientras daban vueltas y vueltas, buscando un camino adecuado, se hizo de noche, y decidieron buscar un refugio donde pasar la noche. Al fin vieron a lo lejos la luz de una cabaña, a la que se acercaron pidiendo cobijo.

— Mi madre no está,— dijo la linda muchacha que les abrió la puerta —. Pero no creo que queráis quedaros aquí, porque es una bruja. Sin embargo el príncipe, que no conocía el miedo, y ante la perspectiva de pasar la noche al raso, decidió dormir allí. Cuando llegó la terrible bruja y sirvió la cena, la hija previno al príncipe y su criado de que no comieran nada, pues estaba envenenado.

Gracias a la advertencia de la hija de la bruja, consiguieron sobrevivir a la noche. A la mañana siguiente, muy temprano, el príncipe, temiendo nuevos ataques de la bruja, decidió partir. Y cuánta razón tenía. La bruja se acercó al criado, que todavía estaba ensillando a su caballo y tendiéndole una pequeña vasija, le dijo: — ¡Llévale al príncipe este buen vino! Es seguro que le ha de gustar.

Pero el caballo del criado, asustado por la vieja, se encabritó, rompiendo la vasija. Y resultó contenía un veneno tan potente, que el caballo murió al tocarle. El criado huyó despavorido, pero enseguida se detuvo y volvió sobre sus pasos para recoger la silla de montar. Al llegar al lugar del suceso, vio a un cuervo comiendo la carne del animal, y pensando que podría ser su cena, lo mató y lo guardó en su morral.


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2 págs. / 4 minutos / 780 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

El Cuervo

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Había una vez una reina que tenía una hijita de corta edad, a la que se tenía que llevar aún en brazos. Un día la niña estaba muy impertinente, y su madre no lograba calmarla de ningún modo, hasta que, perdiendo la paciencia, al ver unos cuervos que volaban en torno al palacio, abrió la ventana y dijo:

— ¡Ojalá te volvieses cuervo y echases a volar; por lo menos tendría paz!

Pronunciadas apenas estas palabras, la niña quedó convertida en cuervo y, desprendiéndose del brazo materno, huyó volando por la ventana. Fue a parar a un bosque tenebroso, en el que permaneció mucho tiempo, y sus padres perdieron todo rastro de ella.

Cierto día, un hombre que pasaba por el bosque percibió el graznido de un cuervo; al acercarse al lugar de donde procedía, oyó que decía el ave:

— Soy princesa de nacimiento y quedé encantada; pero tú puedes liberarme.

— ¿Qué debo hacer? — preguntó él.

Y el cuervo respondió:

— Sigue bosque adentro, hasta que encuentres una casa, en la que vive una vieja. Te ofrecerá comida y bebida; pero no aceptes nada, pues por poco que comas o bebas quedarás sumido en un profundo sueño, y ya no te será posible rescatarme. En el jardín de detrás de la casa hay un gran montón de cortezas, aguárdame allí. Durante tres días seguidos vendré a las dos de la tarde, en un coche tirado, la primera vez, por cuatro caballos blancos; por cuatro rojos, la segunda, y por cuatro negros, la tercera; pero si en vez de estar despierto te hallas dormido, no me podrás desencantar.

Prometió el hombre cumplirlo todo al pie de la letra; mas el cuervo suspiró:

— ¡Ay!, bien sé que no me liberarás, porque aceptarás algo de la vieja.

El hombre repitió su promesa de que no tocaría nada de comer ni de beber. Al encontrarse delante de la casa, salió la mujer a recibirlo.

— ¡Pobre, y qué cansado pareces! Entra a reposar, comerás y beberás algo.


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6 págs. / 10 minutos / 262 visitas.

Publicado el 26 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

El Dinero Llovido del Cielo

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Había una vez una niña que era huérfana y vivía en tan extremada pobreza que no tenía ni cuarto ni cama donde dormir, no poseyendo más que el vestido que cubría su cuerpo y un pedacito de pan que la había dado un alma caritativa; pero era muy buena y muy piadosa.

Como se veía abandonada de todos, se puso en camino, confiando en Dios. A los pocos pasos encontró un pobre que la dijo.

—¡Si me pudieras dar algo de comer, porque tengo tanta hambre!...

Y ella le dio todo su pan diciéndole.

—Dios te ayude.

Y continuó andando.

Poco después encontró un niño que lloraba, diciendo:

—Tengo frío en la cabeza, dame algo para cubrirme.

Se quitó su gorro y se le dio. Un poco más allá vio otro que estaba medio helado porque no tenía jubón y le dio el suyo; otro por último la pidió su saya y se la dio también.

Siendo ya de noche llegó a un bosque, donde halló otro niño que la pidió la camisa.

La caritativa niña pensó para sí:

—La noche es muy oscura, nadie me verá, bien puedo darle mi camisa.

Y se la dio también.

Ya no la quedaba nada que dar. Pero en el mismo instante comenzaron a caer las estrellas del cielo y al llegar a la tierra se volvían hermosas monedas de oro y plata, y aunque se había quitado la camisa se encontró con otra enteramente nueva y de tela mucho más fina. Reunió todo el dinero y quedó rica para toda su vida.


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1 pág. / 1 minuto / 241 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

La Doncella Sin Manos

Hermanos Grimm


Cuento infantil


A un molinero le iban mal las cosas, y cada día era más pobre; al fin, ya no le quedaban sino el molino y un gran manzano que había detrás. Un día se marchó al bosque a buscar leña, y he aquí que le salió al encuentro un hombre ya viejo, a quien jamás había visto, y le dijo:

— ¿Por qué fatigarse partiendo leña? Yo te haré rico sólo con que me prometas lo que está detrás del molino.

«¿Qué otra cosa puede ser sino el manzano?», pensó el molinero, y aceptó la condición del desconocido. Éste le respondió con una risa burlona:

— Dentro de tres años volveré a buscar lo que es mío —y se marchó.

Al llegar el molinero a su casa, salió a recibirlo su mujer.

— Dime, ¿cómo es que tan de pronto nos hemos vuelto ricos? En un abrir y cerrar de ojos se han llenado todas las arcas y cajones, no sé cómo y sin que haya entrado nadie.

Respondió el molinero:

— He encontrado a un desconocido en el bosque, y me ha prometido grandes tesoros. En cambio, yo le he prometido lo que hay detrás del molino. ¡El manzano bien vale todo eso!

— ¿Qué has hecho, marido? —exclamó la mujer horrorizada—. Era el diablo, y no se refería al manzano, sino a nuestra hija, que estaba detrás del molino barriendo la era.

La hija del molinero era una muchacha muy linda y piadosa; durante aquellos tres años siguió viviendo en el temor de Dios y libre de pecado. Transcurrido que hubo el plazo y llegado el día en que el maligno debía llevársela, lavóse con todo cuidado, y trazó con tiza un círculo a su alrededor. Presentóse el diablo de madrugada, pero no pudo acercársele y dijo muy colérico al molinero:

— Quita toda el agua, para que no pueda lavarse, pues de otro modo no tengo poder sobre ella.


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6 págs. / 12 minutos / 174 visitas.

Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

El Amadísimo Rolando

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Hubo una vez una mujer que era una bruja hecha y derecha, quien tenía dos hijas: una, fea y mala, a la que quería por ser hija suya; y otra, hermosa y buena, a la que odiaba porque era su hijastra. Tenía ésta un lindo delantal, que la otra le envidiaba mucho, por lo que dijo a su madre que de cualquier modo quería hacerse con la prenda.

— No te preocupes, hija mía —respondió la vieja—, lo tendrás. Hace tiempo que tu hermanastra se ha hecho merecedora de morir; esta noche, mientras duerme, entraré y le cortaré la cabeza. Tú cuida sólo de ponerte al otro lado de la cama, y que ella duerma del lado de acá.

Perdida tendría que haber estado la infeliz muchacha, para no haberlo escuchado todo desde un rincón. En todo el día no la dejaron asomarse a la puerta, y, a la hora de acostarse, la otra subió primera a la cama, colocándose arrimada a la pared; pero cuando ya se hubo dormido, su hermanastra, calladamente, cambió de lugar, pasando a ocupar el del fondo. Ya avanzada la noche, entró la vieja, de puntillas; empuñando con la mano derecha un hacha, tentó con la izquierda para comprobar si había alguien en primer término y luego, tomando el arma con las dos manos, la descargó... y cortó el cuello a su propia hija.

Cuando se marchó, se levantó la muchacha y se fue a la casa de su amado, que se llamaba Rolando.

— Escúchame, amadísimo Rolando —dijo, llamando a la puerta—, debemos huir inmediatamente. Mi madrastra quiso matarme, pero se equivocó y ha matado a su propia hija. Por la mañana se dará cuenta de lo que ha hecho, y estaremos perdidos.

— Huyamos, pues –le dijo Rolando—, pero antes quítale la varita mágica; de otra manera no podremos salvarnos, si nos persigue.


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4 págs. / 7 minutos / 138 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

El Oso y el Reyezuelo

Hermanos Grimm


Cuento infantil


El oso y el lobo se paseaban un día por el bosque, cuando el oso oyó cantar a un pájaro.

—Hermano lobo, le preguntó, ¿quién es ese hermoso cantor?

—Es el rey de los pájaros, contestó el lobo, debemos saludarle.

Era en efecto el reyezuelo.

—En ese caso, dijo el oso, S. M. tendrá su correspondiente palacio. Me alegraría verle.

—Eso no es tan fácil como piensas, replicó el lobo, pues es preciso aguardar a que esté en él la reina.

La reina llegó en este intermedio, la cual, lo mismo que el rey, tenía en su pico gusanillos para dar de comer a sus hijuelos. El oso los hubiera seguido con mucho gusto, pero le detuvo el lobo por la manga, diciéndole:

—No, espera a que salgan.

Tuvieron únicamente cuidado con el lugar donde se hallaba el nido, y continuaron su camino.

Mas el oso no podía parar de curiosidad hasta ver el palacio del rey de los pájaros, y no tardó en volver. El rey y la reina estaban fuera; dirigió una mirada a hurtadillas, y vio cinco o seis pajarillos acostados en el nido.

—Si es este el palacio, exclamó, es un palacio bien triste; y en cuanto a vosotros, vosotros no sois hijos de un rey, sino unas criaturas bien pequeñas e innobles.

Los reyezuelos se incomodaron mucho al oír esto y comenzaron a gritar:

—No, no, no, nosotros no somos lo que nos dices; nuestros padres son nobles; pagarás cara esta injuria.

El lobo y el oso tomaron miedo al oír esta amenaza y se refugiaron en sus agujeros.

Pero los reyezuelos continuaron gritando y haciendo ruido, y dijeron a sus padres en cuanto vinieron a traerles de comer:

—El oso ha venido a insultarnos, no nos menearemos de aquí, y no comeremos nada hasta que hayáis dejado bien puesta nuestra reputación.

—No tengáis cuidado, les dijo el rey, volveré por vuestra honra.

Y marchó volando con la reina hasta el agujero del oso, donde le gritó:


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2 págs. / 4 minutos / 123 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

La Dama Duende

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Vivió hace mucho tiempo, en un país muy lejano, una linda muchachita curiosa, indiscreta y desobediente. Sus padres no conseguían sacar partido de ella, tan rebelde como era, y les preocupaba que siguiera creciendo sin poder domar su testarudez. Un día se dirigió a ellos con estas palabras: — Mamá, papá, he decidido ir a conocer a la famosa Dama Duende.

— ¡No vayas hija mía!, — Le advirtieron ellos — Pues su fama proviene de su maldad. Es una mujer siniestra que no guarda nada bueno y no será una visita provechosa para ti. — Sin embargo, — contestó la muchacha — yo he oído que es capaz de hacer prodigios y que dispone de poderes mágicos que le permiten realizar las mayores maravillas. ¡Iré a conocerla!

De nada sirvieron las advertencias, súplicas y consejos de sus progenitores, y a la mañana siguiente la chiquilla partió en busca de la misteriosa Dama Duende. Caminando por la vereda que conducía a lo más recóndito del bosque, al fín halló la cabaña donde habitaba la extraña mujer: — Entra y cálmate, estás temblando como un ratoncillo asustado — Observó la enigmática Dama al verla.

— Señora, viniendo hacia aquí he encontrado a un hombre verde que me ha dado un susto de muerte — Explicó la muchacha. — No había razón para tanto miedo, seguramente sería un cazador. — Alegó la dama dulcemente. — También me topé con un hombre negro que me hizo temblar. — Sería un carbonero, no había motivo para temerle. — Razonó la mujer acercándose a la niña.

— Dama Duende, debo deciros que mientras venía hacia aquí para conoceros hubo otro incidente que me provocó mucho miedo: se cruzó en mi camino un hombre rojo. — A buen seguro era un carnicero: no había motivo para tu miedo. — Respondía la Dama Duende con paciencia. En su cara, una enigmática mueca comenzaba a perfilarse y su voz se tornaba más zalamera con cada palabra pronunciada.


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1 pág. / 2 minutos / 294 visitas.

Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

El Lobo y la Zorra

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Existía en el bosque un lobo muy malo que tenía asustados a todos los animales del bosque. No había animal en el bosque que no huyera al sentir la presencia del lobo. A ese bosque llegó un día una joven zorra. Estaba perdida y había llegado allí para establecer un

hogar.

La zorra hizo su casa en un tronco hueco de un árbol gigante. Era una muy buena casa con todas las comodidades. Ella estaba muy feliz. Un día que paseaba por el bosque se encontró frente a frente con el lobo. Él le exigió que le diera comida.

La zorra, muy astuta, le dijo que no tenía comida pero que lo llevaría a un lugar donde podría pescar. El lobo aceptó y la zorra lo llevó hasta una montaña muy alta y fría. En la cima de la montaña había un lago congelado. La zorra cogió una piedra e hizo un agujero en el hielo.

Luego metió su cola dentro del agua fría y en un segundo sacó un pez del lago.

El lobo asombrado, quitó a la zorra del agujero y metió su cola. Efectivamente a los pocos segundos, un pez mordió la cola, el lobo la sacó y atrapó el pescado.

Contento con ese nuevo método de caza, el lobo volvió a meter la cola para pescar. La zorra, disimuladamente huyó del lugar, mientras que el lobo seguía esperando el próximo pescado. Sin embargo los peces habían descubierto el truco y se habían ido a otro lugar.

El lobo esperó durante muchas horas hasta que el agua se congeló, al igual que su cola. El lobo quedó atrapado en el lago. A los dos días la zorra volvió a la montaña y descubrió al lobo en el lago con hambre y todo congelado. La zorra lo tomó de una pata y tiro de él hasta que lo sacó del lago. Sin embargo la cola del lobo se quedó


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2 págs. / 4 minutos / 227 visitas.

Publicado el 26 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

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