La Bota de Piel de Búfalo
Hermanos Grimm
Cuento infantil
Un soldado que nada teme, tampoco se apura por nada. El de nuestro cuento había recibido su licencia y, como no sabía ningún oficio y era incapaz de ganarse el sustento, iba por el mundo a la ventura, viviendo de las limosnas de las gentes compasivas. Colgaba de sus hombros una vieja capa, y calzaba botas de montar, de piel de búfalo; era cuanto le había quedado. Un día que caminaba a la buena de Dios, llegó a un bosque. Ignoraba cuál era aquel sitio, y he aquí que vio sentado, sobre un árbol caído, a un hombre bien vestido que llevaba una cazadora verde. Tendióle la mano el soldado y, sentándose en la hierba a su lado, alargó las piernas para mayor comodidad.
— Veo que llevas botas muy brillantes —dijo al cazador—; pero si tuvieses que vagar por el mundo como yo, no te durarían mucho tiempo. Fíjate en las mías; son de piel de búfalo, y ya he andado mucho con ellas por toda clase de terrenos—. Al cabo de un rato, levantóse: — No puedo continuar aquí —dijo—; el hambre me empuja. ¿Adónde lleva este camino, amigo Botaslimpias?
— No lo sé —respondió el cazador—, me he extraviado en el bosque.
— Entonces estamos igual. Cada oveja, con su pareja; buscaremos juntos el camino.
El cazador esbozó una leve sonrisa, y, juntos, se marcharon, andando sin parar hasta que cerró la noche.
— No saldremos del bosque —observó el soldado—; mas veo una luz que brilla en la lejanía; allí habrá algo de comer.
Llegaron a una casa de piedra y, a su llamada, acudió a abrir una vieja.
— Buscamos albergue para esta noche —dijo el soldado— y algo que echar al estómago, pues, al menos yo, lo tengo vacío como una mochila vieja.
— Aquí no podéis quedaros —respondió la mujer—. Esto es una guarida de ladrones, y lo mejor que podéis hacer es largaros antes de que vuelvan, pues si os encuentran, estáis perdidos.
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Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.