Dedicatoria A SARA
Señora:
En tiempo claro, a orillas del Mediterráneo, por donde otrora se
extendía el elegante imperio de su nombre, el mar deja ver a veces, bajo
la gasa de sus aguas, una flor marina, maravilla de la naturaleza; el
encaje de sus filamentos teñidos de púrpura, de pardo, de rosa, violeta u
oro, la frescura de sus vivientes filigranas, el terciopelo de su
tejido, todo se marchita en cuanto la curiosidad la extrae y la expone
sobre la arena. De igual modo el sol de la publicidad ofendería la
piadosa modestia de usted. Por eso yo, al dedicarle esta obra, debo
callar un nombre que ciertamente constituiría un orgullo para ella; mas,
al amparo de este semisilencio, sus manos magníficas podrán bendecirla;
su frente sublime podrá inclinarse sobre ella ensoñando; sus ojos,
llenos de amor maternal, podrán sonreiría, ya que usted estará en ella
presente y oculta a la vez. Igual que aquella perla de la flora marina,
usted permanecerá en la arena fina, tupida y blanca del fondo, donde
florece su hermosa vida, escondida por las ondas, diáfana solamente para
algunos ojos amigos y discretos.
Hubiese querido poner a sus pies una obra en armonía con sus
perfecciones; pero si esto es imposible, al menos, como consuelo, espero
satisfacer uno de los instintos de usted ofreciéndole algo que tomar
bajo su protección.
DE BALZAC
Aux Jardies, diciembre 1836.
Información texto 'Beatriz'